miércoles, 4 de marzo de 2009

PEHUEN CÓ - Mucha Pesca y Poco Descanso

Pesca en PEHUEN CÓ
Playas tranquilas, médanos, mucha paz, mar argentino, muy buena pesca, pinos y agua, lo encontramos en Pehuén Có, idioma mapuche, donde llamaban Pehuen a la araucaria, o los pinos en este caso y al agua... todo dado para unas pequeñas vacaciones en familia.

Fotos y Texto: Jorge Alberto Escobar.


El 18 de diciembre de 1948 el Poder Ejecutivo de la provincia de Buenos Aires proclamó el decreto aprobando la fundación del balneario con los planos presentados y el nombre propuesto. Esta hermosa localidad pertenece al partido de Coronel Rosales, al sur de la provincia de Buenos Aires, a 80 Km. de Bahía Blanca y a 640 Km. de Buenos Aires. El acceso al poblado se realiza por la Ruta Nacional Nº 3, empalmando con la Ruta Provincial Nº 113/2. Allí con mi familia, Viviana y mis dos hijos Juan y Agustín, nos llegamos en el mes de enero para disfrutar unos días de vacaciones y aprovechar para realizar dos jornadas de pesca en el mar. Fuimos recibidos por nuestros amigos desde hace ya unos años, Martín Dermit y su hermano Mauricio, ambos pescadores de toda la vida de esa zona tan rica en peces. No hicieron falta mayores palabras, Martín nos comentó a Juan y a mí: “mañana salimos tempranito a pescar…”. El canto de algunos pájaros y el despertador obligado nos levantaron y en 5 minutos estábamos al pie del cañón esperando las instrucciones de los guías. A la primera incursión ya se habían anotado gente de Neuquén, Mendoza y La Plata, Miguel Ruiz, Walter Ferreira y Dardo Petersen, con quienes compartiríamos las dos jornadas de pesca de la mejor manera, dentro de un marco de total predisposición hacia dos aprendices de pescadores: esos éramos mi hijo y yo, luego Juan salvaría con creces a quien esto escribe. El primer día el sol estaba a pleno y el mar se presentaba con un leve viento, las olas invitaban a mojarse los pies para ayudar a soltar la embarcación de su trailer. Con la sapienza de los expertos y en dos o tres movimientos el bote ya en el agua rumbeó mar adentro unos siete kilómetros hasta el lugar denominado El Hacha, con unos siete metros de profundidad, canaleta donde pescaríamos durante esa jornada. Algo que destacaba Mauricio, nuestro guía, ese primer día, es que la plataforma marítima argentina se destaca por su gran extensión, pero de pocos metros de profundidad, permitiendo la población de gran cantidad de peces, lo que también trae aparejado que países como España, unas de las principales naciones pesqueras del mundo, se fije en este lugar para enviar barcos factorías. Todo este comentario nos lleva al tema que siempre tocamos en estas páginas, los recursos pesqueros que tenemos y que por desidia de los que tendrían que controlar estamos regalando nuestro patrimonio y el de las generaciones venideras. Y para corroborar la muy buena pesca que había nos faltó aflojar nuestro nailon debajo de la embarcación para poder empezar a tener piques en todas las cañas. Por supuesto que los platenses, con toda su experiencia, empezaron con la delantera y fue difícil alcanzarlos. La especie predominante en los piques fue la pescadilla de un kilo y medio a dos, luego aparecieron las esperadas y luchadoras corvinas doradas y después meros, gatuzos, alguna hermosa palometa, congrios, bagres de mar, brótolas y un pequeño tiburón gatopardo que se devolvió al agua, ya que rige una veda para todas las especies de su género y los denominados “chuchos”, algo parecidos a nuestras rayas del Paraná. Los equipos que utilizamos fueron los que tiene la organización para los que van sin ellos, cañas boteras con reels frontales y rotativos, o sea para chicos y para quienes saben utilizar los rotativos. Volvemos al pique, destacábamos a los platenses pero Juan, mi hijo de 12 años, le agarró la mano a su caña y reel, y me sacó una ventaja de quince a veinte piezas, diferencia que no pudo ser achicada en las cuatros horas que estuvimos pescando. Para no quedarme atrás tengo que decir que saqué aunque sea más especies, pero en cantidad fue paliza. La corriente de la marea acomodaba nuestro nailon a su criterio, no por eso dejamos de tener piques, éste se paró solamente unos minutos cuando la marea cambió de dirección. Pasadas las 13 horas y viendo el guía el horizonte, nos comentó que “en 5 minutos levantábamos nuestros nailon para volver a la costa”, ya que como estaba previsto al mediodía se levantaba viento que iba a mover un poco el mar. En 25 minutos estuvimos en la costa y ahí nos dimos cuenta de la responsabilidad de los guías, ya que los tres chicos que estaban en la embarcación hubieran pasado un mal momento con semejantes olas que llegaron y azotaron la embarcación en la playa. Tal vez los mayores no nos hubiéramos dado cuenta, por el afán de pescar, pero esta gente está habituada a llevar familias enteras mar adentro y saben lo que sucede. Al llegar a las cómodas cabañas nos estaba esperando Agustín, mi hijo de 8 años, que no pudo ser de la partida por un yeso en su pie derecho, y su hermano le relató: “qué buen camarógrafo que es papá pescando…”, sin palabras.
Segundo ingreso
Ya habíamos coordinado con Martín Dermit el segundo día, destacándome y casi ordenándome que llevara a Juan nuevamente, ya que era la carta de triunfo. Este día nos tuvimos que levantar más temprano, porque al lugar elegido teníamos que ir por la espectacular, tranquilísima y pedregosa playa unos kilómetros con la embarcación traileada y luego botarla en una bajada natural, con un paisaje inimaginable. Almejas, mejillones, gaviotas, abundan en las orillas del mar atrayendo a los que caminan por la belleza de cada uno de esos lugares. El lugar elegido fue Punta Tejada, a pocos kilómetros de la base de Punta Alta, en una bahía con profundidades diversas. En esta oportunidad nos acompañaron Hugo Lambertuchi, propietario de Cabañas Los Patos, de Pehuen Có, su hermano Carlos y el hijo de éste, además se sumó a nuestra embarcación Gustavo Arruti, de la casa de artículos de pesca La Boya, de Coronel Dorrego, y Roberto “Bocha” Loydi, anfitrión también de todas las incursiones que hizo El Pato en aquella zona, y no me olvido de decir que el trío platense estaba más calmado gracias a su buena pesca del día anterior, pero buscaba igual llevar sus deseadas presas a la playa. Luego de una breve navegación, el ecosonda nos indicaba las profundidades, de 2 a 3 metros a 14 metros, en ese momento Martín nos comenta que en pocas horas, donde exactamente estábamos, iban a aflorar unos bancos de arena de varios cientos de metros de frente, de un lado a pique y del otro lado playa, sitio ideal para la pesca de lenguados, pero que en esta oportunidad no tuvimos tiempo de buscar esa exquisita especie. Con unas 7 cañas al agua la pesca fue interesante, pero no hubo comparación con el día anterior, se sumaron a las carnadas del día anterior de pequeñas anchoas, filete de pescadillas, de palometa y de calamar, los camarones, langostinos y la saraca, otra especie del mar argentino. Pero la intención de este día fue buscar al esquivo tiburón con carnadas, como la lisa y el calamar, una caña de 90 libras iba equipada con un reel Penn 9/0 y la otra de 80 libras con un Penn 6/0; se probó durante la jornada pero la variada de mar despojaba la carnada al instante y, como comentaban, cuando hay mucha variada no hay ningún tiburón dando vueltas y las pequeñas especias comen tranquilas lo que tienen más cerca. Promediando el día y tratando de evitar el viento, nos fuimos acercando a la orilla probando en distintos lugares la pesca, que esta vez nos fue esquiva, con mejores piezas de corvinas arriba del bote pero con menos piques. Pehuen Có posibilita la práctica de pesca deportiva, surf, windsurf, caminatas, deportes náuticos, kayakismo, cabalgatas, trekking, mountain bike, ecoturismo o turismo paleontológico, un lugar lleno de amigos y de la mejor atención hacia los turistas que elijen este lugar soñado. También un lugar destacado es el yacimiento paleo icnológico, ubicado a 2.500 metros al este de la localidad, con huellas fósiles de 12.000 años de antigüedad que están impresas en la plataforma de la playa que se hallan cubiertas parcialmente por la alta marea, un lugar recomendado para visitar con los chicos. Contentos y satisfechos por pasar unos días en este hermosa villa balnearia de gente trabajadora, como aquellos que comenzaron el paraje colocando lienzos de lana con estacas de tamariscos sobre los medanos para que la arena no avance hacia sus casas y para poder plantar los pinos y eucaliptos añosos que disfrutamos en este momento, con poco descanso muscular pero con una excelente pesca y con imágenes imborrables de un paisaje inmejorable, la familia siempre recordará estas hermosas vacaciones.

RECUADRO
Martín y Mauricio Dermit.
Guías de Pesca Deportiva Embarcada.
Embarcaciones de 7,80 y 8 metros, muy cómodas y seguras.
Equipos de pesca completos.
Servicio de Fileteo y Frisado.
Paquetes de pescadores de 6 a 20 personas. Variedad en Alojamiento.
Tel: (0291) 155 708 209 (0291) 154 064 814 (02921) 497 086