sábado, 31 de enero de 2009

Nueva Four Stroke 51 / Nuevo Honda 90

Náutica Nueva Four Stroke 51 / Nuevo Honda 90. de Astilleros Marine Sur Nos llegamos hasta la ciudad de San Lorenzo, provincia de Santa Fe, para presentar una de las embarcaciones de la línea Four Stroke, en este caso la Four Stroke 51. Bote de casi 5 metros de eslora que trae en popa un asiento tipo “banana” en tres secciones con sus laterales tapizados y acolchados. En el “cockpit” aporta dos amplias consolas con lugar para equipo de audio, apoya vasos, pasamanos y lugar para ubicar objetos, la de la derecha se presenta con espacio para la relojería del motor, llave de luces y toma 12 volts. Dos asientos “back to back” están ubicados en bases altas para poder viajar cómodamente con las piernas bien estiradas. En popa hay un asiento de lado a lado muy amplio para descansar un momento. Este asiento esta dividido en tres partes, las cuales son tapas de tambuchos porta objetos que en este caso el comprador los utilizó para hacer un pequeño almacén de productos enlatados y la parte central para tener acceso a la sentina. Encima de la popa hay cuatro posacañas ya instalados desde fábrica y el lugar para colocar la barra para practicar esquí o “wakeboard”. Ya en la explanada de popa podemos divisar una escalera de acero inoxidable con un práctico pasamanos bien ubicado para ascender a la embarcación. Toda la gama Four Stroke se equipa con motores fuera de borda Honda de 4 tiempos. En este casco sobresalió el nuevo Honda BF 90 que recientemente ingresó a nuestro país. El motor trae cadena de distribución, es más liviano y compacto que su versión anterior. Presenta un nuevo diseño con mayor aerodinámica para evitar la cavitación y goza de la tecnología BLAST (Boosted Low Speed Torque) la cual permite mayor rapidez de aceleración en bajas revoluciones, y es el primer motor de 90 HP que incorpora la tecnología VTEC, basada en el motor del auto de calle Honda Fit.
Cuenta con tres sistemas de refrigeración al igual que el BF150 y tiene un sistema de control de inyección a través del sensor landa, que permite en régimen de crucero un ahorro del 20% de combustible. Honda Japón ha desarrollado un motor de 1.496 cc que logra desarrollar 90 caballos, lo que lo hace el motor más liviano y compacto de su categoría Posee 4 cilindros, 16 válvulas y una cilindrada de 1496 cc, una verdadera joya de la náutica mundial. Casco y motor de primera clase, para un cliente exigente.
Para mayor información: Náutica Norte. En San Lorenzo:(03476) 422 710 / 432 072. En Rosario: (0341) 435 0816. Web: http://www.nauticanorteweb.com.ar/ FICHA TECNICA: Nueva Four Stroke 51. Eslora: 4,90 m Manga: 2,11 m Puntal: 1 m Capacidad de personas: 7 Capacidad en kilos: 500 Potencia Máxima: 115 HP MOTOR PROBADO. Nuevo Honda 90 HP. Tipo: 4 tiempos. Cilindros: cuatro. Cilindrada: 1496 c.c.

sábado, 24 de enero de 2009

En plena Veda Pesquera...

Santa Fe Decomisan mallas en el Salado
Mil metros de malla fueron secuestradas por inspectores del Ministerio de la Producción y de Prefectura. Hoy comienza el pago del subsidio a pescadores por el tercer mes de la veda. En febrero se volverá a pescar aunque habrá nuevas tareas de fiscalización en los cursos de agua. En la desembocadura del río Salado, inspectores de la Secretaría de Sistema Hídrico, Forestal y Minero y personal de Prefectura Naval Argentina decomisaron unos mil metros de malla colocada por pescadores transgrediendo la etapa de veda que rige en la provincia de Santa Fe hasta el 1° de febrero. En la acción no hubo detenidos, según confirmó el secretario del sistema, Ricardo Bianni, quien subrayó que el procedimiento que utilizan es calar el río y permanecer escondidos y darse a la fuga cuando aparecen los inspectores. En la actual veda que se inició el 1° de noviembre los inspectores han decomisado unos 25 kilómetros de malla en una tarea conjunta con Prefectura. El Ministerio de la Producción tiene cinco inspectores que en forma coordinada con la Secretaría de Medio Ambiente realizan operativos en la costa santafesina. Esta semana, hubo monitoreos permanentes en Fighiera, sobre la Ruta 1 y en el Salado con el resultado antes señalado. En esta veda ayuda a la tarea de los inspectores el bajo nivel de las aguas. “Fueron hallados 1.000 metros de mallas caladas fijas, en flagrante transgresión de la ley 12.703 que rige en la provincia y que prohíbe la captura de toda especie de peces de río durante los meses de noviembre, diciembre y enero de cada año”, precisó el comunicado oficial.
Termina la veda
La ley N° 12.703, entre otras disposiciones, prohíbe “la captura de toda especie de peces de río durante los meses de noviembre, diciembre y enero de cada año”, para permitir durante ese período el desove habitual de todas las especies. La norma exceptúa a la pesca de subsistencia y a la captura realizada por medio de tanza con anzuelo con los alcances, modalidades y condiciones establecidos en la ley 12.212.
En el marco de los trabajos que se vienen desarrollando en la cadena de valor del río y sus recursos, tres equipos técnicos de la Secretaría de Medio Ambiente y del Ministerio de la Producción visitan desde el 3 de noviembre las localidades de toda la costa santafesina, informando a la comunidad en general y a los pescadores en particular sobre la vigencia de la medida restrictiva. “Se ejerce toda la presión posible y son muchos los pescadores que ya entendieron cuál es la política”, subrayó Bianni.
El funcionario ratificó que a partir del 2 de febrero se levantará la veda aunque adelantó que habrá lugares como, por ejemplo, el río Salado, donde no será habilitada. Sobre el particular, la Secretaría de Medio Ambiente está definiendo una serie de lugares donde estará permitido hacerlo teniendo en cuenta los informes técnicos sobre la población ictícola.
Las autoridades santafesinas están a la espera de ser convocadas por las nuevas autoridades de la Subsecretaría de Pesca de la Nación para discutir dentro del Consejo Federal los cupos que habrá para la exportación de peces de río. Por otra parte, este viernes se puso en práctica el sistema de pago del subsidio por el tercer mes a los 2.140 pescadores artesanales que figuran en el padrón. También la provincia paga a los pescadores de subsistencia.
Fuente: El Litoral.com

viernes, 23 de enero de 2009

Pesca en Arocena - Santa Fe

Cuando la pesca se niega… aparecen los amigos
La laguna de Coronda es un espejo de algo más de 20 km2, sus aguas albergan a casi todas las especies que pueblan la cuenca del Paraná, incluyendo al pejerrey que sube desde el Río de la Plata y encuentra en esta laguna un sitio ideal para alimentarse y desovar, lo mismo que muchos otros peces.
Por Hugo Giardino Las aguas de esta laguna bañan las costas de la localidad de Arocena, sitio al que visitamos para pescar con Miguel Moyano, excelente guía del lugar que nos conduciría hasta algunas correderas ubicadas en un amplio delta que se forma entre la laguna y el río Paraná. Allí confluyen gran cantidad de arroyos bañados y otras lagunas, formando excelentes mini pesqueros. En esta oportunidad la idea era pescar dorados con artificiales, que se venían dando y muy bien en toda la zona. A nuestro arribo observamos que el gran espejo estaba realmente muy “hinchado”, marcaba esto una crecida significativa y nos recibió un viento norte que hizo enturbiar las aguas. Todo esto, por supuesto, atenta contra el buen pique, sobre todo si la idea era el uso de artificiales. De todas maneras salimos a intentar suerte, recorrimos algo más de 20 minutos de navegación hasta dar con la primera corredera, fue allí donde comenzamos los intentos y luego de un pique fallido en la caña de Ariel, nuestro guía se alzó con un excelente ejemplar que rondaría los 4 Kg. de peso. Recién comenzábamos la jornada y ya habíamos tenido este hermoso premio, así que supusimos que la cosa sería fácil. A medida que transcurrió la mañana y cambiando permanentemente de sitios, lográbamos de vez en cuando algún pique de pequeños doradillos. Para esta ocasión utilizábamos equipos de spinning liviano, cañas de 6,6 pies y reeles frontales con capacidades de 100 m. de nailon de 0,30 mm, una amplia gama de artificiales de diferentes procedencias nacionales e importados y modelos para media agua y profundidad. La cosa se iba poniendo cada vez más difícil. Miguel Moyano, con toda su experiencia, recorría cada vez más correderas tratando de ubicar sitios de buen pique. Algo que nos llamó poderosamente la atención fue la cantidad de lugares donde el pescador puede practicar spinning. Al mediodía retornamos al quincho que Miguel posee en su casa para disfrutar de un buen almuerzo y repararnos del abrasador sol del mediodía litoraleño, sobre todo a esta altura del año cuando las marcas térmicas se hacen sentir. A las 16 en punto arrancamos nuevamente. Con renovado espíritu de pesca pusimos rumbo hacia las innumerables correderas, pero el viento siguió fuerte, el agua se enturbio aún más y había una gran presencia de camalotes debido al repunte del río. La cosa no estuvo mejor que a la mañana, los piques fueron muy espaciados pero todos tuvimos al menos algunas chances con doradillos de entre 1 y 3 Kg. de peso que tomaron nuestros artificiales. No fue sin duda la pesca soñada, pero habla a las claras de las bondades de este lugar, que aún en las peores condiciones siempre paga. Al atardecer regresamos inmersos en un paisaje realmente excepcional. La inmensidad de esta laguna, con sus tonos marrones y verdes costas, junto a la caída del sol, formaba una acuarela difícilmente reemplazable. Regresamos con la promesa de volver al sitio dentro de muy poco tiempo, cuando las aguas del gran Paraná cedan y vuelvan a la normalidad. Estaremos allí junto a Miguel, nuestro buen amigo y mejor guía, para darnos el gusto con señuelos y cucharas, en este sitio donde la pesca siempre se da y la amabilidad de su gente nos hace vivir momentos sensacionales.
En recuadro Miguel Moyano es un guía que antiguamente se dedicaba a la pesca comercial con redes. Con mucho esfuerzo y dedicación fue ahorrando sus pesos para comprarse sus lanchas y fue lentamente ampliando las comodidades para brindarles a los clientes un mejor servicio. Hoy continua pescando solo con anzuelos algunas rayas de buen porte que se encuentran en la zona en la temporada estival, pero su ingreso principal lo constituyen sus excursiones de pesca entre las cuales se destaca el traslado a los pesqueros de gran cantidad de mosqueros, y amantes del spinning. Sin dudas, que este es un ejemplo de transformación al cual seguramente muchos pescadores comerciales quisieran llegar y en un futuro ojala que así sea. Consultas e informes: Miguel Moyano, guía de pesca, embarcaciones nuevas, alojamiento, carnada, pesca en distintos estilos. Teléfono: (03466) 156 33 713 http://www.elpacaha.com.ar/

jueves, 15 de enero de 2009

PARAISO DE GRANDES CORVINAS

San Blas PARAISO DE GRANDES CORVINAS Quienes amamos la pesca deportiva siempre soñamos con llegar a un lugar en el cual las ganas de pescar sean satisfechas, más aún cuando se tienen que recorrer grandes distancias. En nuestra reciente visita a San Blas, tuvimos la fortuna de disfrutar de una excelente pesca de grandes corvinas, de esas que les quitan el sueño a los pescadores de mar más exigentes. Textos Ariel Robledo Fotografías Darío Traffano Bahía San Blas es uno de los pesqueros más tradicionales que existen en la costa atlántica. Su excelente variedad en peces y sus características geográficas, lo han llevado a ser uno de los sitios preferidos por miles de aficionados que adoran la buena pesca, y por sobre todo la tranquilidad. Conocí este pesquero, gracias a una invitación que hace un par de años me hiciera Daniel Colombil, un reconocido guía de pesca, cuyos conocimientos en la actividad lo han convertido en uno de los más buscados en la bahía. Hoy ya hemos establecido una amistad con Daniel, y siempre cuando arranca la temporada nos invita para relevar los pesqueros de la región. En esta oportunidad el llamado llegó y tratando de aprovechar el buen momento decidimos realizar un viaje junto a Armando García, Darío Traffano y Marcelo Martinucci desde Santa Fe hacia San Blas. Salimos muy temprano en la mañana desde Santa Fe, pasamos por Rosario y por autopista llegamos hasta Ramallo, desde allí tomamos la ruta provincial Nº 51 hasta Bahía Blanca. Si bien existen muchas rutas alternativas, nosotros nos decidimos por la 51 por ser una de las más tranquilas. Desde Bahía Blanca recorrimos por la Nº 3 hasta el ingreso a San Blas. Después transitamos con mucho cuidado unos 65 km. de ripio en buen estado, pero en donde debemos tener mucha precaución ya que el trayecto presenta curvas muy cerradas y si las tomamos a alta velocidad el vehículo puede derrapar. Habíamos llegado cerca del atardecer, y como es tradicional mucha gente se agolpaba en la costa a donde arriban los barcos pesqueros para conocer la cosecha de los deportistas que han ingresado al mar. Muy buena pesca variada pudimos ver que se había dado y desde el barco de Daniel, muchos pescadores hablaban de lo efectiva que estaba siendo esta temporada en lo que hace a los resultados. Nos saludamos y nos interiorizamos sobre cómo se estaba dando el pique y en qué zona los estaban buscando. Mientras estábamos conversando se acercó Raúl Cappa de Arocena (Santa Fe) y sus amigos, con quienes compartimos un buen rato y de paso nos invitaron a comer por la noche unas buenas corvinas a la parrilla y bastoncitos de pescadilla fritos, todo un manjar regado de buen vino y muchas anécdotas.
Nuevas cabañas Después de coordinar con Daniel la salida de la jornada siguiente, nos dirigimos hacia el nuevo y muy bien acondicionado complejo Costanera Uno, propiedad de Alberto Arizaga, un cordobés que por filosofía de vida decidió radicarse en San Blas y encarar allí este flamante emprendimiento. Las cabañas son de madera, con amplios ventanales que dan al mar y, por sobre todo, con comodidades para satisfacer a los visitantes más exigentes. Mucha privacidad, y la calidez de un lugar que nos permite disfrutar del sonido del mar y su profunda paz.
Una mañana soñada Quienes alguna vez pescaron en el mar, saben que uno de los factores determinantes es el viento, ya que por más que el pique esté muy bueno, si el viento es fuerte la cosa se complica. Daniel cuenta con un buen barco y también una lancha grande con los cuales efectúa sus incursiones, y esto le da una importante ventaja al momento de salir a navegar. Aún así hay muchas veces que oleaje es tan intenso que la excursión se suspende. En el caso de nuestra salida, afortunadamente el tiempo se comportó de maravillas, y si bien teníamos un poco de viento del sector norte, no era un impedimento para la navegación y mucho menos para pescar. Aprontamos los equipos y cargamos todo lo necesario para poder pasar un día a plena pesca. El objetivo principal eran las corvinas y la variada por la mañana, y por la tarde aprovechar el cambio de marea para pescar tiburones. Como adelanto, les puedo decir que efectuamos todos los intentos con un éxito rotundo, pero en esta edición solo vamos a compartir lo sucedido con las corvinas, ya que la pesca de tiburones la efectuamos con devolución, y vale le pena que le dediquemos un artículo especial. El día se presentaba inmejorable, y las expectativas eran enormes, principalmente para Armando, Marcelo y Darío, quienes nunca habían efectuado esta pesca. Una de las grandes ventajas que tiene esta época del año, es que no es necesario salir a mar abierto, sino que la pesca se efectúa en una zona de muchos bancos y en parte de la bahía, en donde hay reparo para el viento y, por lo tanto, el oleaje no pone en riesgo nuestra jornada. Iniciamos la navegación hacia los bancos del Culebra, un lugar de renombre para las corvinas y la variada en general, pero también un sitio muy rendidor para los tiburones. La marea estaba baja, y el barco Brimar serpenteaba los lugares playos que se marcaban en el GPS de Daniel, pero que para nosotros eran imperceptibles. Mate en mano, fuimos apreciando la inmensidad del mar, y las costas de las islas cercanas que a tan solo unos 50 metros del barco mostraban su oscura silueta. Tras una hora de navegación aproximadamente llegamos al sitio escogido por Daniel. Lanzó el ancla y comenzamos los preparativos para la gran pesca. “Este sitio puede darnos buenos ejemplares… vamos a probar suerte, a ver qué pasa…” comentó el guía. La corriente del mar todavía era intensa, y teníamos unas dos horas para aprovecharla antes de que se detenga y comience a correr nuevamente en sentido contrario. Una de las sugerencias que siempre hacemos es que, para este tipo de pesca, es lindo poder disfrutar la potencia del pez y para ello la utilización de un equipo adecuado nos permitirá tener una lucha más equilibrada. En este sentido llevamos cañas de 20 – 30 libras y reeles aptos para cargar unos 200 metros de nailon 0,40 mm. Algo a destacar también es que para desarrollar los ensayos con estos equipos, es conveniente que todos los tripulantes tengan nociones básicas sobre la pesca, de lo contrario si pescan varias personas y no pueden controlar su equipo debido a la fuerza que ejerce la corvina, se arman verdaderos líos sobre el barco. Daniel en ese sentido, siempre nos aclara que al pescar muchas personas que no se conocen entre sí, con diferentes niveles de conocimientos en una embarcación, no se puede arriesgar a que quien paga la excursión pierda su presa por no poder manejarla. En cambio si el pescador le avisa que va a utilizar equipos livianos y sabe como manejarlos, los distribuye de tal manera que no moleste a los demás. Sabemos que en esto de la pesca existen personajes a quienes solo les interesa cargar su balde con muchos pescados, y otros que priorizan el disfrute del deporte por sobre la cantidad de presas sacrificadas. En este caso, todos los que estábamos sobre el barco deseábamos disfrutar de los magníficos y potentes piques de las corvinas, y por supuesto también de su sensacional lucha.

Las primeras sorpresas Una vez ubicados en el sitio ideal, comenzamos a preparar los aparejos. En este caso se emplea una línea madre de 70 cm. de nailon 0,50 mm. desde la que se desprende el plomo en la punta y a mitad se ubica otra madre de unos 30 cm. con el anzuelo. El lastre que empleamos en el comienzo de la pesca fue de unos 150 gramos, ya que la corriente era bastante fuerte. Luego, a medida que la marea se va deteniendo, empezamos a cambiar los lastres por otros más livianos. Es fundamental que cuando lanzamos el aparejo toque el fondo, de lo contrario nunca llegarán los piques. Daniel consigue una carnada muy buena, de gran tamaño y tentadora para la dieta de los peces. Encarnamos los anzuelos y comenzamos la faena. En el comienzo fueron las rayas las que dijeron presente con un pique bastante seguido. Después los gatuzos y algunas pescadillas, hasta que llegó el pique esperado. Una brusca bajada de caña delató la presencia de una corvina. La lucha es sensacional, en cada embestida se despiden del reel varios metros de nailon, y cuando pareciera que la tenemos rendida vuelve a salir disparada. Sinceramente una de las pescas más deportivas que existen y que si la encaramos con el reel, la caña y el nailon adecuados podemos disfrutarla al extremo. La primera de unos 4 kilos abrió la mañana. Después le siguió mi caña, con un bello ejemplar de unos 6 kilos, y no faltó la de Armando con otro de porte superior. Entre piques de excelentes corvinas, llegó la gran sorpresa de la jornada. Darío, quien sacaba fotos, filmaba y tenía su caña también en el agua, siente una tremenda bajada, y el reel que empezó a escupir nailon de manera firme. Se inició la batalla y la caña que se exigía al máximo, hasta que después de varios minutos llenos de nervios, vimos aparecer en superficie ¡un “corvinón” de 9 kilos! “Hacía mucho tiempo que no veía un ejemplar de este tamaño…” nos aseguró Daniel, con una inmensa alegría, ya que el sitio escogido estaba rindiendo a la perfección. Muchas fotos, y la algarabía y felicidad de todos, por la presa conseguida por Darío, quien en su primera pesca de mar, nos “pasaba el trapo a todos con la pieza mayor”. Después le siguió otro monstruo de unos 8 kilos que sacó Armando, y una hermosa rubia de unos 7 kilos que exigió a mi caña al límite. También Marcelo tuvo su chance con otra presa de más de 6 kilos. Era increíble lo intensa que estaba la pesca, por momentos el pique se cortaba y comenzábamos a disfrutar de la “variada” y pasados unos minutos, por arte de magia, nuevamente aparecían las corvinas y en todas las cañas teníamos las bruscas llevadas. Fueron unas 3 horas de pesca en las cuales no tuvimos descanso, hasta que el pique fue disminuyendo su intensidad. Habíamos tendido tanta pesca, que increíblemente estábamos satisfechos, felices, por lo que nos dispusimos a almorzar, dejando descansar a nuestras cañas y por supuesto, nuestros brazos, que habían tenido acción en todo momento. Este es un excelente momento para disfrutar de la pesca de grandes corvinas en el canal Culebra, un sitio tradicional, pero en donde el conocimiento de Daniel, marca la diferencia. Si usted soñó alguna vez con esta pesca, este verano es el momento ideal para hacerla realidad, en un lugar seguro, con buenos servicios, amplias embarcaciones, y la mayor experiencia.

En febrero, los invitamos a disfrutar de un artículo imperdible de pesca de tiburones con devolución, con fotos increíbles e inéditas. Consultas y reservas: “Penélope” de Daniel Colombil, amplios conocimientos, muchos años de experiencia, pesca de corvinas, tiburones y variada. Barco y lanchas amplias y seguras con todos los elementos de seguridad. Carnadas, equipos de pesca, asesoramiento. Avda. Costanera – Bahía San Blas. Tel. (02920) 499 417. tiburonesconpenelope@hotmail.com Cabañas Costanera Uno En un marco natural incomparable cerca del mar, con mucha tranquilidad, y el mayor confort, se destaca este nuevo complejo de cabañas independientes. Cada una posee camas para 6 personas, asador, cocina, vajilla completa, TV color, agua caliente, amplios ventanales, servicio de toallas y frezado de pescados. Avda. Costanera Esq. 22 – Bahía San Blas Cel. (0351) 152 01 64 17 costaneraunosanblas@gmail.com

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lunes, 12 de enero de 2009

La Magia del Rio San Benedito (Última Parte)

Pesca en Brasil La magia del río San Benedito (Última Parte) Habían transcurrido los mágicos días de pesca y solo nos restaban dos jornadas antes del regreso. La acumulación de paisajes y situaciones sorpresivas en la pesca además del aprendizaje continuo que íbamos recibiendo, nos llenaba de satisfacción. En esta última entrega nuevas especies y su fantástico comportamiento. Textos Ariel Robledo Fotografías Gerardo Martorina
Cada mañana era diferente, cada día tenía su condimento especial en Thaimaçu. Natal, siempre con una sonrisa, nos recibía en la costa del río después del suculento desayuno y en pocas palabras nos explicaba la especie que buscaríamos. En esta mañana, la idea era probar la pesca de los pacúes, en sus diferentes especies. Para ello, el guía cargó en la embarcación un balde con maíz y soja, con el cual cebaríamos el sitio escogido. También llevó anzuelos pequeños en aparejos conformados por un líder de acero de unos 10 cm. y un plomito corredizo de unos 10 a 15 gramos. Había llovido durante toda la noche, y la mañana se presentaba un poco fresca, no mucho, pero al menos era un alivio y seguramente con el cielo nublado el sol no haría trepar la escala mercurial tan alto, como en días anteriores. Iniciamos la marcha por el San Benedito, y con la clásica ansiedad de encontrarnos con cosas diferentes, como había sucedido en todo nuestro viaje. Llegamos hasta un sitio en el cual la corriente pegaba contra una punta y se formaba un gran remanso. La fuerza del agua no era importante, y sobre la costa había muchos camalotes. Natal arrojó varios puñados de maíz y soja al agua, y lentamente y si hacer ruido comenzamos a preparar los aparejos. Unas vez listos los equipos lanzamos al agua los aparejos encarnados con un solo maíz por anzuelo. Apenas cayeron al agua comenzaron los piques sutiles de los peces. Algunas llevadas eran enérgicas pero tan veloces que cuando queríamos cañear errábamos los piques. Varias clavadas erráticas hasta que el guía logra prender una presa. La fuerza que proponía el pez y los bruscos desplazamientos laterales exigían al máximo al equipo liviano que teníamos. Cuando apareció en superficie, realmente nos impactó ver a un pequeño pacú que tenía tanta fuerza. “Este es el pacú payaso o rayado…” nos comentó Natal, y lo fotografiamos varias veces por su particular belleza. Llega hasta portes de 2 kilos, y en estos tamaños se suelen pescar muchos, una hermosura del río que inauguraba una nueva mañana. Inmediatamente clavé uno de mayor tamaño, y después Natal nuevamente volvió a pescar otro. En estos ambientes, es común pescar estos pacúes, pero también están los otros de mayor porte, por lo que nunca debemos distraernos. Sacamos varios pacúes payasos, y Natal sugirió lanzar un poco más lejos, quizás lográbamos otra especie. Así lo hicimos y apenas cayó mi carnada al río una frenética llevada me sacó varios metros de nailon. ¡Pacú borracha! Grita el guía, y casi en el medio del río veo saltar la redondeada silueta de un pacú que paralizó mi corazón. No lo podía creer, uno, dos, y hasta tres saltos con el pez haciendo piruetas en el aire, me terminaron de enloquecer. Una cosa indescriptible, y una potencia fantástica, para un pez que no era de gran tamaño, pero que sin dudas sabe como hipnotizar a los pescadores. El pacú borracha, es una especie que también se puede pescar en las cascadas en donde su fuerza se duplica. Lo traje lentamente hasta la lancha y cuando lo tuve en las manos, le di un beso, porque se lo merecía. Simplemente impactante, la velocidad y la fuerza, además de sus saltos, hacen de este pez uno de los más buscados en el San Bendito. Muchas fotos, mucha felicidad y devuelta al río, donde se merece estar por siempre. No terminábamos de comentar las particularidades de este magnífico pez, cuando Natal, prende otro, que salió disparado aguas arriba, y cuando lo pudo frenar el pescador, dio varios saltos generando la algarabía de todos. Lo trajo con mucho cuidado, ya que había muchas ramas semisumergidas y este pez suele buscar esos obstáculos para enredarse y cortar la línea. Cuando lo saca del agua, le digo a Natal que quiero seguir pescando pacúes, y con voz serena, y para volverme más loco todavía, me dice que a la tarde íbamos a ir a pescarlos a las cascadas. Ya había llegado el mediodía, y de regreso a la cabaña, ingresamos a la llamada “Laguna limpia”, un verdadero paraíso de aguas totalmente transparentes, en donde podíamos ver los peces, y en donde se puede bañar para aplacar el intenso calor amazónico. Para cerrar la mañana, una joven anta, que estaba refrescándose en el agua, mansamente se dejó filmar y fotografiar. Llegamos al mediodía al lodge, y como siempre un buen almuerzo y una reparadora siesta con aire acondicionado, nos cargaron las pilas para iniciar la pesca de la tarde. Las cascadas Tal como nos había prometido el guía, navegamos hacia las “Cascadas del jaú”, un lugar imponente, con cientos de cascadas que se bifurcan en varios cursos y en donde se pesca el jaú, un pez similar al manguruyú, que habita en las piedras que se ocultan bajo esta fortísima corriente de agua. Antes de comenzar la pesca, aprovechamos para sacar miles de fotos y filmar muchos minutos de estos paisajes cautivantes que posee el San Benedito. Sinceramente un paraíso, algo que solo se puede y se debe apreciar con todos los sentidos, ya que explicarlo resulta muy difícil. Aquí bajamos los equipos más pesados, ya que si lográbamos prender algún Jaú, sería imposible sacarlo con equipos livianos o medianos. Para esta pesca a la espera se utiliza un anzuelo 10/0 con plomo de 250 gramos, nailon del 0,90 mm y reeles con capacidad para cargar 200 metros de este grosor. La caña, apta para este reel. La gran potencia que tiene el Jaú lo tornan incontrolable, y solo la suerte dirá si el pescador puede o no sacarlo de estos ambientes. La carnada que se emplea es un pedazo de “curimba”, pez similar a la boga de nuestros ríos. Se tira el aparejo al agua, y se espera el violento pique que puede llegar rápido, o tardar unas horas… o no llegar nunca… Mientras aguardábamos el pique del jaú, Natal se trepó a lo más alto de la cascada, tomó una alga que brota entre las piedras y la ató a un anzuelo con un hilo de goma. Lanzó al medio de la cascada, y en escasos minutos, lo veo al guía aferrarse a la pequeña caña que casi se le escapa de la mano. Gritos de Natal, y la caña que parecía que iba a explotar. Lo mirábamos atentos, y de pronto en la superficie veo el salto de un hermoso pacú borracha. ¡Ese es el que buscábamos! Comentamos y lo veo a Natal tratar de bajar desde lo alto de la cascada con la presa prendida del extremo del nailon. Por momentos cambiaba de mano porque casi se le acalambra el brazo, ya que la fuerza que hacía por sostener a la presa con el equipo liviano, era increíble. Cuando logra bajar desde lo alto, el pacú salta nuevamente en la superficie y toma un nuevo impulso para desaparecer bajo la intensa corriente. Unos minutos más de esfuerzo, y por fin el pacú aparece planchado cerca de la costa. ¡Increíble, una locura! Gritábamos y Natal, emocionado miraba a su equipo de pesca y no lo podía creer. Verdaderamente una situación de película la que vivimos. Probamos en varios sectores el pique del bravo Jaú, pero nunca llegó, y entonces decidimos retornar para pescar más pacúes frente a la cabaña, en otras cascadas muy veloces. De regreso, vimos una familia entera de monos que descansaban bajo la tupida sombra de unos esbeltos árboles. Ya frente a la cabaña, nos cruzamos y caminando fuimos bordeando las cascadas. Natal, volvió a sacar unas algas de entre las piedras y con ellas encarnamos. Apenas caía el aparejo al río, y se perdía entre los remolinos, llegaba la llevada franca de los pacúes. Realmente una sensación maravillosa la de pescar con estos gladiadores de aguas rápidas, con los cuales nunca se sabe como terminará la contienda, ya que aún estando a escaso metros, un roce entre las piedras podía dejarnos sin nada en la manos. Capturamos varios, y muchos se fueron debido al corte del nailon. Igualmente la satisfacción, y la adrenalina que generaba cada pique eran indescriptibles. Ya de noche, lanzamos con un pequeño pedazo de “curimba” en nuestros aparejos, y pude lograr un Jaú de porte pequeño, que me costó arrimarlo a la lancha con mi equipo de spinning. Si a este pez, lo llegamos a prender en las cascadas y su peso supera los 20 kilos realmente creo bastante complicada la faena del pescador para acercarlo. Pura fuerza, pura potencia en su robusto cuerpo.
Ultimo día Había llegado nuestro último día en Thaimaçu, y como siempre Natal nos aguardaba en la costa. En esta última jornada, la idea era pescar dos especies que hasta ahora se nos habían negado, por un lado el bravo trairao, y por el otro el bello y potente pirarara. Navegamos un buen tramo, hasta que el guía ubicó un gran pozón en medio del río. Aguardamos unos minutos hasta que la calma se apoderó del lugar, y Natal cortó un buen pedazo de “curimba” con el cual tentaríamos a este imponente bagre. En un anzuelo 12/0 y con un líder de acero de 50 libras, lanzamos el aparejo al río. El equipo que utilizamos era bien pesado, con un reel que tenía capacidad para cargar 200 metros del nailon 0,90 mm., una vara de unas 70 libras. “Demasiado equipo…” pensé, mientras veíamos como el plomo de unos 80 gramos caía al agua llevándose a las profundidades un suculento banquete. Nos preparamos para aguardar varios minutos, con paciencia, como es la ley del pescador. Por un instante el silencio y la concentración eran tan profundos que casi no teníamos tiempo de pensar en nada, solo escuchar el bullicio encantador de miles de aves que eran nuestra música constante. De pronto, siento deslizarse el nailon de entre mis dedos, lentamente primero, para después comenzar a salir de manera alocada, casi sin posibilidades de detenerlo. Me paro, trabo el reel, y cuando quise cañear, me di cuanta de que no era broma lo que en el fondo se había entusiasmado con mi carnada. No alcancé a elevar toda la caña, a mitad de camino una fuerza detuvo el recorrido y casi me tira de la lancha. Pirarara! Grita Natal, y mi corazón que estaba a punto de estallar. Clavo una, dos, mil veces, y del otro lado un contrincante de ensueño de esos que jamás imaginé encontrar. La pelea fue breve, pero muy intensa, cuando vemos aparecer en la superficie un bello bagre de cuerpo amarillo con marrón y cola roja. Pirarara, se lo denomina por su similitud con un ave que se llama Arara, y que tiene cuerpo amarillo y cola roja. Su belleza era imponente, tan solo 16 kilos y una potencia enorme. El peso de este pez llega a los 40 kilos y más, y es por ello que se utilizan equipos potentes, ya que de lo contrario sería imposible sacarlo del río. Abrazos, fotos y la felicidad inigualable que solo nos ofrece la pesca deportiva y este maravilloso rincón del mundo. Muchas fotos, de esas que jamás olvidaremos y que ya se lucen en la pared de mi casa. Un gran abrazo a Natal, por las vivencias y a brindar con la famosa Guaraná, compañera infaltable de nuestros días de pesca para aplacar el calor. El gran cierre
Otra de las bestias que nos faltaba sacar era el trairao, un pez con el que tuve un encuentro cercano pero que me dejó mudo y sin respuestas cuando cortó el multifilamento. Habían pasado varios días y no los podíamos ubicar. Pero como si en esta historia solo valdrían los finales felices, llegamos a un sitio en el cual vimos mucha actividad cerca de la costa. “Son trairaos….” Dijo Natal con voz serena, como para no espantar al bravo pez. Lanzamos los artificiales y los trairaos seguían el señuelo unos centímetros pero no lo atacaban. Fue entonces que Natal, sugirió que le coloquemos “carnada natural” para conseguir los piques. En uno de los lances, vimos el borbollón, pero no tomaron el ofrecimiento. Al instante lanzo hacia otro sitio y siento que el pez toma mi carnada y la desplaza lateralmente. Cuando siento que el nailon estaba bien tenso, mi corazón se aceleró alocadamente, y produje el cañazo de manera enérgica y firme. Siento un estallido y veo ¡mi caña rota! Con el nailon que se metía bajo la vegetación acuática. ¡No puede ser! Era increíble, pero la vara no resistió la potencia del pez cuando se sintió pinchado. Inmediatamente natal, tomó el fino nailon 0,30 y con sus manos intentó acercar al furioso pez. Cada vez que intentaba acortar la distancia, el trairao, pegaba una nueva corrida quemándole la piel al guía. “Si lo sacamos es un milagro…” pensé, mientras veía el sacrificio de Natal por recuperar a la presa. Pasaron varios minutos de incertidumbre, hasta que veo que con la mano el guía logra tomar el líder de acero. ¡Acá lo tengo, rápido el boga grip! Gritó el baquiano, y cuando lo pudo sujetar, estalló de alegría. ¡Imponente trairao de unos 8 kilos, un verdadero torpedo del río, un pez maravilloso! Nos abrazamos con Natal, y no dejamos de elogiar su voluntad para que esta presa que nos faltaba estuviera decorando las fotos. Alegría, emoción, felicidad indescriptible, y la fortuna que en este caso estuvo acompañándonos. Muchas fotos, muchos gritos, y el pez nuevamente al río, a donde debe estar porque es un contrincante de lujo, que se merece el mayor de los honores. La tarde caía, como un telón cuando finaliza una obra fantástica, llena de aplausos, brindis, saludos, y por mi mente las miles de imágenes que jamás olvidaré de un viaje sencillamente brillante. La lancha desplazándose serenamente, el corazón repleto de mágicos momentos, y la mente atestada de cosas para compartir con mi familia, mis amigos y por supuesto ustedes, que siguieron paso a paso esta aventura. Nos despedimos del San Benedito, con la promesa de volver, porque quienes amamos la pesca y la naturaleza siempre queremos volver a esos lugares que se marcan a fuego en la piel y el alma. Un agradecimiento especial para mi familia: Marisa, Valentín y Santiago, por bancarse mis viajes. A Gerardo por ser parte de esta aventura y su familia porque también lo extrañó. A Jorge, Carlos y Alfredo, mis socios, y también hacedores de este viaje. A las empresas que nos dieron todo su apoyo para concretar este trabajo de varios días. A todos ustedes por ser parte de El Pato. Thaimaçu Lodge sobre la margen del río San Bendito, ofrece alojamiento para 32 pescadores, con habitaciones y baño privado, aire acondicionado, servicio de lavandería, pensión completa con bebidas, lanchas amplias y cómodas para dos pescadores con refrigerio. Consultas: 00 55 66 3563 20 55 thaimacu@thaimacu.com.br http://www.thaimacu.com.br/ También consultas por servicios de pesca en Brasil, Ruy Façario, Programa Planeta Turismo: diretoria@planetaturismo.com Por otras sugerencias: arobledo@edicionesnativa.com.ar Quienes nos apoyaron: A Ruy Façario; a Posada Thaimaçu; a las empresas que hicieron posible este viaje. Kiero SRL; Indumentaria Forest Leather; Armería Las Colonias S.A; Cabaña Los Abuelos (Puerto Piracuacito – Santa Fe); Foto Centro Digital (Santa Fe); La Siciliana artículos de pesca y camping; Gonzalo Galán.