sábado, 31 de enero de 2009

Nueva Four Stroke 51 / Nuevo Honda 90

Náutica Nueva Four Stroke 51 / Nuevo Honda 90. de Astilleros Marine Sur Nos llegamos hasta la ciudad de San Lorenzo, provincia de Santa Fe, para presentar una de las embarcaciones de la línea Four Stroke, en este caso la Four Stroke 51. Bote de casi 5 metros de eslora que trae en popa un asiento tipo “banana” en tres secciones con sus laterales tapizados y acolchados. En el “cockpit” aporta dos amplias consolas con lugar para equipo de audio, apoya vasos, pasamanos y lugar para ubicar objetos, la de la derecha se presenta con espacio para la relojería del motor, llave de luces y toma 12 volts. Dos asientos “back to back” están ubicados en bases altas para poder viajar cómodamente con las piernas bien estiradas. En popa hay un asiento de lado a lado muy amplio para descansar un momento. Este asiento esta dividido en tres partes, las cuales son tapas de tambuchos porta objetos que en este caso el comprador los utilizó para hacer un pequeño almacén de productos enlatados y la parte central para tener acceso a la sentina. Encima de la popa hay cuatro posacañas ya instalados desde fábrica y el lugar para colocar la barra para practicar esquí o “wakeboard”. Ya en la explanada de popa podemos divisar una escalera de acero inoxidable con un práctico pasamanos bien ubicado para ascender a la embarcación. Toda la gama Four Stroke se equipa con motores fuera de borda Honda de 4 tiempos. En este casco sobresalió el nuevo Honda BF 90 que recientemente ingresó a nuestro país. El motor trae cadena de distribución, es más liviano y compacto que su versión anterior. Presenta un nuevo diseño con mayor aerodinámica para evitar la cavitación y goza de la tecnología BLAST (Boosted Low Speed Torque) la cual permite mayor rapidez de aceleración en bajas revoluciones, y es el primer motor de 90 HP que incorpora la tecnología VTEC, basada en el motor del auto de calle Honda Fit.
Cuenta con tres sistemas de refrigeración al igual que el BF150 y tiene un sistema de control de inyección a través del sensor landa, que permite en régimen de crucero un ahorro del 20% de combustible. Honda Japón ha desarrollado un motor de 1.496 cc que logra desarrollar 90 caballos, lo que lo hace el motor más liviano y compacto de su categoría Posee 4 cilindros, 16 válvulas y una cilindrada de 1496 cc, una verdadera joya de la náutica mundial. Casco y motor de primera clase, para un cliente exigente.
Para mayor información: Náutica Norte. En San Lorenzo:(03476) 422 710 / 432 072. En Rosario: (0341) 435 0816. Web: http://www.nauticanorteweb.com.ar/ FICHA TECNICA: Nueva Four Stroke 51. Eslora: 4,90 m Manga: 2,11 m Puntal: 1 m Capacidad de personas: 7 Capacidad en kilos: 500 Potencia Máxima: 115 HP MOTOR PROBADO. Nuevo Honda 90 HP. Tipo: 4 tiempos. Cilindros: cuatro. Cilindrada: 1496 c.c.

sábado, 24 de enero de 2009

En plena Veda Pesquera...

Santa Fe Decomisan mallas en el Salado
Mil metros de malla fueron secuestradas por inspectores del Ministerio de la Producción y de Prefectura. Hoy comienza el pago del subsidio a pescadores por el tercer mes de la veda. En febrero se volverá a pescar aunque habrá nuevas tareas de fiscalización en los cursos de agua. En la desembocadura del río Salado, inspectores de la Secretaría de Sistema Hídrico, Forestal y Minero y personal de Prefectura Naval Argentina decomisaron unos mil metros de malla colocada por pescadores transgrediendo la etapa de veda que rige en la provincia de Santa Fe hasta el 1° de febrero. En la acción no hubo detenidos, según confirmó el secretario del sistema, Ricardo Bianni, quien subrayó que el procedimiento que utilizan es calar el río y permanecer escondidos y darse a la fuga cuando aparecen los inspectores. En la actual veda que se inició el 1° de noviembre los inspectores han decomisado unos 25 kilómetros de malla en una tarea conjunta con Prefectura. El Ministerio de la Producción tiene cinco inspectores que en forma coordinada con la Secretaría de Medio Ambiente realizan operativos en la costa santafesina. Esta semana, hubo monitoreos permanentes en Fighiera, sobre la Ruta 1 y en el Salado con el resultado antes señalado. En esta veda ayuda a la tarea de los inspectores el bajo nivel de las aguas. “Fueron hallados 1.000 metros de mallas caladas fijas, en flagrante transgresión de la ley 12.703 que rige en la provincia y que prohíbe la captura de toda especie de peces de río durante los meses de noviembre, diciembre y enero de cada año”, precisó el comunicado oficial.
Termina la veda
La ley N° 12.703, entre otras disposiciones, prohíbe “la captura de toda especie de peces de río durante los meses de noviembre, diciembre y enero de cada año”, para permitir durante ese período el desove habitual de todas las especies. La norma exceptúa a la pesca de subsistencia y a la captura realizada por medio de tanza con anzuelo con los alcances, modalidades y condiciones establecidos en la ley 12.212.
En el marco de los trabajos que se vienen desarrollando en la cadena de valor del río y sus recursos, tres equipos técnicos de la Secretaría de Medio Ambiente y del Ministerio de la Producción visitan desde el 3 de noviembre las localidades de toda la costa santafesina, informando a la comunidad en general y a los pescadores en particular sobre la vigencia de la medida restrictiva. “Se ejerce toda la presión posible y son muchos los pescadores que ya entendieron cuál es la política”, subrayó Bianni.
El funcionario ratificó que a partir del 2 de febrero se levantará la veda aunque adelantó que habrá lugares como, por ejemplo, el río Salado, donde no será habilitada. Sobre el particular, la Secretaría de Medio Ambiente está definiendo una serie de lugares donde estará permitido hacerlo teniendo en cuenta los informes técnicos sobre la población ictícola.
Las autoridades santafesinas están a la espera de ser convocadas por las nuevas autoridades de la Subsecretaría de Pesca de la Nación para discutir dentro del Consejo Federal los cupos que habrá para la exportación de peces de río. Por otra parte, este viernes se puso en práctica el sistema de pago del subsidio por el tercer mes a los 2.140 pescadores artesanales que figuran en el padrón. También la provincia paga a los pescadores de subsistencia.
Fuente: El Litoral.com

viernes, 23 de enero de 2009

Pesca en Arocena - Santa Fe

Cuando la pesca se niega… aparecen los amigos
La laguna de Coronda es un espejo de algo más de 20 km2, sus aguas albergan a casi todas las especies que pueblan la cuenca del Paraná, incluyendo al pejerrey que sube desde el Río de la Plata y encuentra en esta laguna un sitio ideal para alimentarse y desovar, lo mismo que muchos otros peces.
Por Hugo Giardino Las aguas de esta laguna bañan las costas de la localidad de Arocena, sitio al que visitamos para pescar con Miguel Moyano, excelente guía del lugar que nos conduciría hasta algunas correderas ubicadas en un amplio delta que se forma entre la laguna y el río Paraná. Allí confluyen gran cantidad de arroyos bañados y otras lagunas, formando excelentes mini pesqueros. En esta oportunidad la idea era pescar dorados con artificiales, que se venían dando y muy bien en toda la zona. A nuestro arribo observamos que el gran espejo estaba realmente muy “hinchado”, marcaba esto una crecida significativa y nos recibió un viento norte que hizo enturbiar las aguas. Todo esto, por supuesto, atenta contra el buen pique, sobre todo si la idea era el uso de artificiales. De todas maneras salimos a intentar suerte, recorrimos algo más de 20 minutos de navegación hasta dar con la primera corredera, fue allí donde comenzamos los intentos y luego de un pique fallido en la caña de Ariel, nuestro guía se alzó con un excelente ejemplar que rondaría los 4 Kg. de peso. Recién comenzábamos la jornada y ya habíamos tenido este hermoso premio, así que supusimos que la cosa sería fácil. A medida que transcurrió la mañana y cambiando permanentemente de sitios, lográbamos de vez en cuando algún pique de pequeños doradillos. Para esta ocasión utilizábamos equipos de spinning liviano, cañas de 6,6 pies y reeles frontales con capacidades de 100 m. de nailon de 0,30 mm, una amplia gama de artificiales de diferentes procedencias nacionales e importados y modelos para media agua y profundidad. La cosa se iba poniendo cada vez más difícil. Miguel Moyano, con toda su experiencia, recorría cada vez más correderas tratando de ubicar sitios de buen pique. Algo que nos llamó poderosamente la atención fue la cantidad de lugares donde el pescador puede practicar spinning. Al mediodía retornamos al quincho que Miguel posee en su casa para disfrutar de un buen almuerzo y repararnos del abrasador sol del mediodía litoraleño, sobre todo a esta altura del año cuando las marcas térmicas se hacen sentir. A las 16 en punto arrancamos nuevamente. Con renovado espíritu de pesca pusimos rumbo hacia las innumerables correderas, pero el viento siguió fuerte, el agua se enturbio aún más y había una gran presencia de camalotes debido al repunte del río. La cosa no estuvo mejor que a la mañana, los piques fueron muy espaciados pero todos tuvimos al menos algunas chances con doradillos de entre 1 y 3 Kg. de peso que tomaron nuestros artificiales. No fue sin duda la pesca soñada, pero habla a las claras de las bondades de este lugar, que aún en las peores condiciones siempre paga. Al atardecer regresamos inmersos en un paisaje realmente excepcional. La inmensidad de esta laguna, con sus tonos marrones y verdes costas, junto a la caída del sol, formaba una acuarela difícilmente reemplazable. Regresamos con la promesa de volver al sitio dentro de muy poco tiempo, cuando las aguas del gran Paraná cedan y vuelvan a la normalidad. Estaremos allí junto a Miguel, nuestro buen amigo y mejor guía, para darnos el gusto con señuelos y cucharas, en este sitio donde la pesca siempre se da y la amabilidad de su gente nos hace vivir momentos sensacionales.
En recuadro Miguel Moyano es un guía que antiguamente se dedicaba a la pesca comercial con redes. Con mucho esfuerzo y dedicación fue ahorrando sus pesos para comprarse sus lanchas y fue lentamente ampliando las comodidades para brindarles a los clientes un mejor servicio. Hoy continua pescando solo con anzuelos algunas rayas de buen porte que se encuentran en la zona en la temporada estival, pero su ingreso principal lo constituyen sus excursiones de pesca entre las cuales se destaca el traslado a los pesqueros de gran cantidad de mosqueros, y amantes del spinning. Sin dudas, que este es un ejemplo de transformación al cual seguramente muchos pescadores comerciales quisieran llegar y en un futuro ojala que así sea. Consultas e informes: Miguel Moyano, guía de pesca, embarcaciones nuevas, alojamiento, carnada, pesca en distintos estilos. Teléfono: (03466) 156 33 713 http://www.elpacaha.com.ar/

jueves, 15 de enero de 2009

PARAISO DE GRANDES CORVINAS

San Blas PARAISO DE GRANDES CORVINAS Quienes amamos la pesca deportiva siempre soñamos con llegar a un lugar en el cual las ganas de pescar sean satisfechas, más aún cuando se tienen que recorrer grandes distancias. En nuestra reciente visita a San Blas, tuvimos la fortuna de disfrutar de una excelente pesca de grandes corvinas, de esas que les quitan el sueño a los pescadores de mar más exigentes. Textos Ariel Robledo Fotografías Darío Traffano Bahía San Blas es uno de los pesqueros más tradicionales que existen en la costa atlántica. Su excelente variedad en peces y sus características geográficas, lo han llevado a ser uno de los sitios preferidos por miles de aficionados que adoran la buena pesca, y por sobre todo la tranquilidad. Conocí este pesquero, gracias a una invitación que hace un par de años me hiciera Daniel Colombil, un reconocido guía de pesca, cuyos conocimientos en la actividad lo han convertido en uno de los más buscados en la bahía. Hoy ya hemos establecido una amistad con Daniel, y siempre cuando arranca la temporada nos invita para relevar los pesqueros de la región. En esta oportunidad el llamado llegó y tratando de aprovechar el buen momento decidimos realizar un viaje junto a Armando García, Darío Traffano y Marcelo Martinucci desde Santa Fe hacia San Blas. Salimos muy temprano en la mañana desde Santa Fe, pasamos por Rosario y por autopista llegamos hasta Ramallo, desde allí tomamos la ruta provincial Nº 51 hasta Bahía Blanca. Si bien existen muchas rutas alternativas, nosotros nos decidimos por la 51 por ser una de las más tranquilas. Desde Bahía Blanca recorrimos por la Nº 3 hasta el ingreso a San Blas. Después transitamos con mucho cuidado unos 65 km. de ripio en buen estado, pero en donde debemos tener mucha precaución ya que el trayecto presenta curvas muy cerradas y si las tomamos a alta velocidad el vehículo puede derrapar. Habíamos llegado cerca del atardecer, y como es tradicional mucha gente se agolpaba en la costa a donde arriban los barcos pesqueros para conocer la cosecha de los deportistas que han ingresado al mar. Muy buena pesca variada pudimos ver que se había dado y desde el barco de Daniel, muchos pescadores hablaban de lo efectiva que estaba siendo esta temporada en lo que hace a los resultados. Nos saludamos y nos interiorizamos sobre cómo se estaba dando el pique y en qué zona los estaban buscando. Mientras estábamos conversando se acercó Raúl Cappa de Arocena (Santa Fe) y sus amigos, con quienes compartimos un buen rato y de paso nos invitaron a comer por la noche unas buenas corvinas a la parrilla y bastoncitos de pescadilla fritos, todo un manjar regado de buen vino y muchas anécdotas.
Nuevas cabañas Después de coordinar con Daniel la salida de la jornada siguiente, nos dirigimos hacia el nuevo y muy bien acondicionado complejo Costanera Uno, propiedad de Alberto Arizaga, un cordobés que por filosofía de vida decidió radicarse en San Blas y encarar allí este flamante emprendimiento. Las cabañas son de madera, con amplios ventanales que dan al mar y, por sobre todo, con comodidades para satisfacer a los visitantes más exigentes. Mucha privacidad, y la calidez de un lugar que nos permite disfrutar del sonido del mar y su profunda paz.
Una mañana soñada Quienes alguna vez pescaron en el mar, saben que uno de los factores determinantes es el viento, ya que por más que el pique esté muy bueno, si el viento es fuerte la cosa se complica. Daniel cuenta con un buen barco y también una lancha grande con los cuales efectúa sus incursiones, y esto le da una importante ventaja al momento de salir a navegar. Aún así hay muchas veces que oleaje es tan intenso que la excursión se suspende. En el caso de nuestra salida, afortunadamente el tiempo se comportó de maravillas, y si bien teníamos un poco de viento del sector norte, no era un impedimento para la navegación y mucho menos para pescar. Aprontamos los equipos y cargamos todo lo necesario para poder pasar un día a plena pesca. El objetivo principal eran las corvinas y la variada por la mañana, y por la tarde aprovechar el cambio de marea para pescar tiburones. Como adelanto, les puedo decir que efectuamos todos los intentos con un éxito rotundo, pero en esta edición solo vamos a compartir lo sucedido con las corvinas, ya que la pesca de tiburones la efectuamos con devolución, y vale le pena que le dediquemos un artículo especial. El día se presentaba inmejorable, y las expectativas eran enormes, principalmente para Armando, Marcelo y Darío, quienes nunca habían efectuado esta pesca. Una de las grandes ventajas que tiene esta época del año, es que no es necesario salir a mar abierto, sino que la pesca se efectúa en una zona de muchos bancos y en parte de la bahía, en donde hay reparo para el viento y, por lo tanto, el oleaje no pone en riesgo nuestra jornada. Iniciamos la navegación hacia los bancos del Culebra, un lugar de renombre para las corvinas y la variada en general, pero también un sitio muy rendidor para los tiburones. La marea estaba baja, y el barco Brimar serpenteaba los lugares playos que se marcaban en el GPS de Daniel, pero que para nosotros eran imperceptibles. Mate en mano, fuimos apreciando la inmensidad del mar, y las costas de las islas cercanas que a tan solo unos 50 metros del barco mostraban su oscura silueta. Tras una hora de navegación aproximadamente llegamos al sitio escogido por Daniel. Lanzó el ancla y comenzamos los preparativos para la gran pesca. “Este sitio puede darnos buenos ejemplares… vamos a probar suerte, a ver qué pasa…” comentó el guía. La corriente del mar todavía era intensa, y teníamos unas dos horas para aprovecharla antes de que se detenga y comience a correr nuevamente en sentido contrario. Una de las sugerencias que siempre hacemos es que, para este tipo de pesca, es lindo poder disfrutar la potencia del pez y para ello la utilización de un equipo adecuado nos permitirá tener una lucha más equilibrada. En este sentido llevamos cañas de 20 – 30 libras y reeles aptos para cargar unos 200 metros de nailon 0,40 mm. Algo a destacar también es que para desarrollar los ensayos con estos equipos, es conveniente que todos los tripulantes tengan nociones básicas sobre la pesca, de lo contrario si pescan varias personas y no pueden controlar su equipo debido a la fuerza que ejerce la corvina, se arman verdaderos líos sobre el barco. Daniel en ese sentido, siempre nos aclara que al pescar muchas personas que no se conocen entre sí, con diferentes niveles de conocimientos en una embarcación, no se puede arriesgar a que quien paga la excursión pierda su presa por no poder manejarla. En cambio si el pescador le avisa que va a utilizar equipos livianos y sabe como manejarlos, los distribuye de tal manera que no moleste a los demás. Sabemos que en esto de la pesca existen personajes a quienes solo les interesa cargar su balde con muchos pescados, y otros que priorizan el disfrute del deporte por sobre la cantidad de presas sacrificadas. En este caso, todos los que estábamos sobre el barco deseábamos disfrutar de los magníficos y potentes piques de las corvinas, y por supuesto también de su sensacional lucha.

Las primeras sorpresas Una vez ubicados en el sitio ideal, comenzamos a preparar los aparejos. En este caso se emplea una línea madre de 70 cm. de nailon 0,50 mm. desde la que se desprende el plomo en la punta y a mitad se ubica otra madre de unos 30 cm. con el anzuelo. El lastre que empleamos en el comienzo de la pesca fue de unos 150 gramos, ya que la corriente era bastante fuerte. Luego, a medida que la marea se va deteniendo, empezamos a cambiar los lastres por otros más livianos. Es fundamental que cuando lanzamos el aparejo toque el fondo, de lo contrario nunca llegarán los piques. Daniel consigue una carnada muy buena, de gran tamaño y tentadora para la dieta de los peces. Encarnamos los anzuelos y comenzamos la faena. En el comienzo fueron las rayas las que dijeron presente con un pique bastante seguido. Después los gatuzos y algunas pescadillas, hasta que llegó el pique esperado. Una brusca bajada de caña delató la presencia de una corvina. La lucha es sensacional, en cada embestida se despiden del reel varios metros de nailon, y cuando pareciera que la tenemos rendida vuelve a salir disparada. Sinceramente una de las pescas más deportivas que existen y que si la encaramos con el reel, la caña y el nailon adecuados podemos disfrutarla al extremo. La primera de unos 4 kilos abrió la mañana. Después le siguió mi caña, con un bello ejemplar de unos 6 kilos, y no faltó la de Armando con otro de porte superior. Entre piques de excelentes corvinas, llegó la gran sorpresa de la jornada. Darío, quien sacaba fotos, filmaba y tenía su caña también en el agua, siente una tremenda bajada, y el reel que empezó a escupir nailon de manera firme. Se inició la batalla y la caña que se exigía al máximo, hasta que después de varios minutos llenos de nervios, vimos aparecer en superficie ¡un “corvinón” de 9 kilos! “Hacía mucho tiempo que no veía un ejemplar de este tamaño…” nos aseguró Daniel, con una inmensa alegría, ya que el sitio escogido estaba rindiendo a la perfección. Muchas fotos, y la algarabía y felicidad de todos, por la presa conseguida por Darío, quien en su primera pesca de mar, nos “pasaba el trapo a todos con la pieza mayor”. Después le siguió otro monstruo de unos 8 kilos que sacó Armando, y una hermosa rubia de unos 7 kilos que exigió a mi caña al límite. También Marcelo tuvo su chance con otra presa de más de 6 kilos. Era increíble lo intensa que estaba la pesca, por momentos el pique se cortaba y comenzábamos a disfrutar de la “variada” y pasados unos minutos, por arte de magia, nuevamente aparecían las corvinas y en todas las cañas teníamos las bruscas llevadas. Fueron unas 3 horas de pesca en las cuales no tuvimos descanso, hasta que el pique fue disminuyendo su intensidad. Habíamos tendido tanta pesca, que increíblemente estábamos satisfechos, felices, por lo que nos dispusimos a almorzar, dejando descansar a nuestras cañas y por supuesto, nuestros brazos, que habían tenido acción en todo momento. Este es un excelente momento para disfrutar de la pesca de grandes corvinas en el canal Culebra, un sitio tradicional, pero en donde el conocimiento de Daniel, marca la diferencia. Si usted soñó alguna vez con esta pesca, este verano es el momento ideal para hacerla realidad, en un lugar seguro, con buenos servicios, amplias embarcaciones, y la mayor experiencia.

En febrero, los invitamos a disfrutar de un artículo imperdible de pesca de tiburones con devolución, con fotos increíbles e inéditas. Consultas y reservas: “Penélope” de Daniel Colombil, amplios conocimientos, muchos años de experiencia, pesca de corvinas, tiburones y variada. Barco y lanchas amplias y seguras con todos los elementos de seguridad. Carnadas, equipos de pesca, asesoramiento. Avda. Costanera – Bahía San Blas. Tel. (02920) 499 417. tiburonesconpenelope@hotmail.com Cabañas Costanera Uno En un marco natural incomparable cerca del mar, con mucha tranquilidad, y el mayor confort, se destaca este nuevo complejo de cabañas independientes. Cada una posee camas para 6 personas, asador, cocina, vajilla completa, TV color, agua caliente, amplios ventanales, servicio de toallas y frezado de pescados. Avda. Costanera Esq. 22 – Bahía San Blas Cel. (0351) 152 01 64 17 costaneraunosanblas@gmail.com

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lunes, 12 de enero de 2009

La Magia del Rio San Benedito (Última Parte)

Pesca en Brasil La magia del río San Benedito (Última Parte) Habían transcurrido los mágicos días de pesca y solo nos restaban dos jornadas antes del regreso. La acumulación de paisajes y situaciones sorpresivas en la pesca además del aprendizaje continuo que íbamos recibiendo, nos llenaba de satisfacción. En esta última entrega nuevas especies y su fantástico comportamiento. Textos Ariel Robledo Fotografías Gerardo Martorina
Cada mañana era diferente, cada día tenía su condimento especial en Thaimaçu. Natal, siempre con una sonrisa, nos recibía en la costa del río después del suculento desayuno y en pocas palabras nos explicaba la especie que buscaríamos. En esta mañana, la idea era probar la pesca de los pacúes, en sus diferentes especies. Para ello, el guía cargó en la embarcación un balde con maíz y soja, con el cual cebaríamos el sitio escogido. También llevó anzuelos pequeños en aparejos conformados por un líder de acero de unos 10 cm. y un plomito corredizo de unos 10 a 15 gramos. Había llovido durante toda la noche, y la mañana se presentaba un poco fresca, no mucho, pero al menos era un alivio y seguramente con el cielo nublado el sol no haría trepar la escala mercurial tan alto, como en días anteriores. Iniciamos la marcha por el San Benedito, y con la clásica ansiedad de encontrarnos con cosas diferentes, como había sucedido en todo nuestro viaje. Llegamos hasta un sitio en el cual la corriente pegaba contra una punta y se formaba un gran remanso. La fuerza del agua no era importante, y sobre la costa había muchos camalotes. Natal arrojó varios puñados de maíz y soja al agua, y lentamente y si hacer ruido comenzamos a preparar los aparejos. Unas vez listos los equipos lanzamos al agua los aparejos encarnados con un solo maíz por anzuelo. Apenas cayeron al agua comenzaron los piques sutiles de los peces. Algunas llevadas eran enérgicas pero tan veloces que cuando queríamos cañear errábamos los piques. Varias clavadas erráticas hasta que el guía logra prender una presa. La fuerza que proponía el pez y los bruscos desplazamientos laterales exigían al máximo al equipo liviano que teníamos. Cuando apareció en superficie, realmente nos impactó ver a un pequeño pacú que tenía tanta fuerza. “Este es el pacú payaso o rayado…” nos comentó Natal, y lo fotografiamos varias veces por su particular belleza. Llega hasta portes de 2 kilos, y en estos tamaños se suelen pescar muchos, una hermosura del río que inauguraba una nueva mañana. Inmediatamente clavé uno de mayor tamaño, y después Natal nuevamente volvió a pescar otro. En estos ambientes, es común pescar estos pacúes, pero también están los otros de mayor porte, por lo que nunca debemos distraernos. Sacamos varios pacúes payasos, y Natal sugirió lanzar un poco más lejos, quizás lográbamos otra especie. Así lo hicimos y apenas cayó mi carnada al río una frenética llevada me sacó varios metros de nailon. ¡Pacú borracha! Grita el guía, y casi en el medio del río veo saltar la redondeada silueta de un pacú que paralizó mi corazón. No lo podía creer, uno, dos, y hasta tres saltos con el pez haciendo piruetas en el aire, me terminaron de enloquecer. Una cosa indescriptible, y una potencia fantástica, para un pez que no era de gran tamaño, pero que sin dudas sabe como hipnotizar a los pescadores. El pacú borracha, es una especie que también se puede pescar en las cascadas en donde su fuerza se duplica. Lo traje lentamente hasta la lancha y cuando lo tuve en las manos, le di un beso, porque se lo merecía. Simplemente impactante, la velocidad y la fuerza, además de sus saltos, hacen de este pez uno de los más buscados en el San Bendito. Muchas fotos, mucha felicidad y devuelta al río, donde se merece estar por siempre. No terminábamos de comentar las particularidades de este magnífico pez, cuando Natal, prende otro, que salió disparado aguas arriba, y cuando lo pudo frenar el pescador, dio varios saltos generando la algarabía de todos. Lo trajo con mucho cuidado, ya que había muchas ramas semisumergidas y este pez suele buscar esos obstáculos para enredarse y cortar la línea. Cuando lo saca del agua, le digo a Natal que quiero seguir pescando pacúes, y con voz serena, y para volverme más loco todavía, me dice que a la tarde íbamos a ir a pescarlos a las cascadas. Ya había llegado el mediodía, y de regreso a la cabaña, ingresamos a la llamada “Laguna limpia”, un verdadero paraíso de aguas totalmente transparentes, en donde podíamos ver los peces, y en donde se puede bañar para aplacar el intenso calor amazónico. Para cerrar la mañana, una joven anta, que estaba refrescándose en el agua, mansamente se dejó filmar y fotografiar. Llegamos al mediodía al lodge, y como siempre un buen almuerzo y una reparadora siesta con aire acondicionado, nos cargaron las pilas para iniciar la pesca de la tarde. Las cascadas Tal como nos había prometido el guía, navegamos hacia las “Cascadas del jaú”, un lugar imponente, con cientos de cascadas que se bifurcan en varios cursos y en donde se pesca el jaú, un pez similar al manguruyú, que habita en las piedras que se ocultan bajo esta fortísima corriente de agua. Antes de comenzar la pesca, aprovechamos para sacar miles de fotos y filmar muchos minutos de estos paisajes cautivantes que posee el San Benedito. Sinceramente un paraíso, algo que solo se puede y se debe apreciar con todos los sentidos, ya que explicarlo resulta muy difícil. Aquí bajamos los equipos más pesados, ya que si lográbamos prender algún Jaú, sería imposible sacarlo con equipos livianos o medianos. Para esta pesca a la espera se utiliza un anzuelo 10/0 con plomo de 250 gramos, nailon del 0,90 mm y reeles con capacidad para cargar 200 metros de este grosor. La caña, apta para este reel. La gran potencia que tiene el Jaú lo tornan incontrolable, y solo la suerte dirá si el pescador puede o no sacarlo de estos ambientes. La carnada que se emplea es un pedazo de “curimba”, pez similar a la boga de nuestros ríos. Se tira el aparejo al agua, y se espera el violento pique que puede llegar rápido, o tardar unas horas… o no llegar nunca… Mientras aguardábamos el pique del jaú, Natal se trepó a lo más alto de la cascada, tomó una alga que brota entre las piedras y la ató a un anzuelo con un hilo de goma. Lanzó al medio de la cascada, y en escasos minutos, lo veo al guía aferrarse a la pequeña caña que casi se le escapa de la mano. Gritos de Natal, y la caña que parecía que iba a explotar. Lo mirábamos atentos, y de pronto en la superficie veo el salto de un hermoso pacú borracha. ¡Ese es el que buscábamos! Comentamos y lo veo a Natal tratar de bajar desde lo alto de la cascada con la presa prendida del extremo del nailon. Por momentos cambiaba de mano porque casi se le acalambra el brazo, ya que la fuerza que hacía por sostener a la presa con el equipo liviano, era increíble. Cuando logra bajar desde lo alto, el pacú salta nuevamente en la superficie y toma un nuevo impulso para desaparecer bajo la intensa corriente. Unos minutos más de esfuerzo, y por fin el pacú aparece planchado cerca de la costa. ¡Increíble, una locura! Gritábamos y Natal, emocionado miraba a su equipo de pesca y no lo podía creer. Verdaderamente una situación de película la que vivimos. Probamos en varios sectores el pique del bravo Jaú, pero nunca llegó, y entonces decidimos retornar para pescar más pacúes frente a la cabaña, en otras cascadas muy veloces. De regreso, vimos una familia entera de monos que descansaban bajo la tupida sombra de unos esbeltos árboles. Ya frente a la cabaña, nos cruzamos y caminando fuimos bordeando las cascadas. Natal, volvió a sacar unas algas de entre las piedras y con ellas encarnamos. Apenas caía el aparejo al río, y se perdía entre los remolinos, llegaba la llevada franca de los pacúes. Realmente una sensación maravillosa la de pescar con estos gladiadores de aguas rápidas, con los cuales nunca se sabe como terminará la contienda, ya que aún estando a escaso metros, un roce entre las piedras podía dejarnos sin nada en la manos. Capturamos varios, y muchos se fueron debido al corte del nailon. Igualmente la satisfacción, y la adrenalina que generaba cada pique eran indescriptibles. Ya de noche, lanzamos con un pequeño pedazo de “curimba” en nuestros aparejos, y pude lograr un Jaú de porte pequeño, que me costó arrimarlo a la lancha con mi equipo de spinning. Si a este pez, lo llegamos a prender en las cascadas y su peso supera los 20 kilos realmente creo bastante complicada la faena del pescador para acercarlo. Pura fuerza, pura potencia en su robusto cuerpo.
Ultimo día Había llegado nuestro último día en Thaimaçu, y como siempre Natal nos aguardaba en la costa. En esta última jornada, la idea era pescar dos especies que hasta ahora se nos habían negado, por un lado el bravo trairao, y por el otro el bello y potente pirarara. Navegamos un buen tramo, hasta que el guía ubicó un gran pozón en medio del río. Aguardamos unos minutos hasta que la calma se apoderó del lugar, y Natal cortó un buen pedazo de “curimba” con el cual tentaríamos a este imponente bagre. En un anzuelo 12/0 y con un líder de acero de 50 libras, lanzamos el aparejo al río. El equipo que utilizamos era bien pesado, con un reel que tenía capacidad para cargar 200 metros del nailon 0,90 mm., una vara de unas 70 libras. “Demasiado equipo…” pensé, mientras veíamos como el plomo de unos 80 gramos caía al agua llevándose a las profundidades un suculento banquete. Nos preparamos para aguardar varios minutos, con paciencia, como es la ley del pescador. Por un instante el silencio y la concentración eran tan profundos que casi no teníamos tiempo de pensar en nada, solo escuchar el bullicio encantador de miles de aves que eran nuestra música constante. De pronto, siento deslizarse el nailon de entre mis dedos, lentamente primero, para después comenzar a salir de manera alocada, casi sin posibilidades de detenerlo. Me paro, trabo el reel, y cuando quise cañear, me di cuanta de que no era broma lo que en el fondo se había entusiasmado con mi carnada. No alcancé a elevar toda la caña, a mitad de camino una fuerza detuvo el recorrido y casi me tira de la lancha. Pirarara! Grita Natal, y mi corazón que estaba a punto de estallar. Clavo una, dos, mil veces, y del otro lado un contrincante de ensueño de esos que jamás imaginé encontrar. La pelea fue breve, pero muy intensa, cuando vemos aparecer en la superficie un bello bagre de cuerpo amarillo con marrón y cola roja. Pirarara, se lo denomina por su similitud con un ave que se llama Arara, y que tiene cuerpo amarillo y cola roja. Su belleza era imponente, tan solo 16 kilos y una potencia enorme. El peso de este pez llega a los 40 kilos y más, y es por ello que se utilizan equipos potentes, ya que de lo contrario sería imposible sacarlo del río. Abrazos, fotos y la felicidad inigualable que solo nos ofrece la pesca deportiva y este maravilloso rincón del mundo. Muchas fotos, de esas que jamás olvidaremos y que ya se lucen en la pared de mi casa. Un gran abrazo a Natal, por las vivencias y a brindar con la famosa Guaraná, compañera infaltable de nuestros días de pesca para aplacar el calor. El gran cierre
Otra de las bestias que nos faltaba sacar era el trairao, un pez con el que tuve un encuentro cercano pero que me dejó mudo y sin respuestas cuando cortó el multifilamento. Habían pasado varios días y no los podíamos ubicar. Pero como si en esta historia solo valdrían los finales felices, llegamos a un sitio en el cual vimos mucha actividad cerca de la costa. “Son trairaos….” Dijo Natal con voz serena, como para no espantar al bravo pez. Lanzamos los artificiales y los trairaos seguían el señuelo unos centímetros pero no lo atacaban. Fue entonces que Natal, sugirió que le coloquemos “carnada natural” para conseguir los piques. En uno de los lances, vimos el borbollón, pero no tomaron el ofrecimiento. Al instante lanzo hacia otro sitio y siento que el pez toma mi carnada y la desplaza lateralmente. Cuando siento que el nailon estaba bien tenso, mi corazón se aceleró alocadamente, y produje el cañazo de manera enérgica y firme. Siento un estallido y veo ¡mi caña rota! Con el nailon que se metía bajo la vegetación acuática. ¡No puede ser! Era increíble, pero la vara no resistió la potencia del pez cuando se sintió pinchado. Inmediatamente natal, tomó el fino nailon 0,30 y con sus manos intentó acercar al furioso pez. Cada vez que intentaba acortar la distancia, el trairao, pegaba una nueva corrida quemándole la piel al guía. “Si lo sacamos es un milagro…” pensé, mientras veía el sacrificio de Natal por recuperar a la presa. Pasaron varios minutos de incertidumbre, hasta que veo que con la mano el guía logra tomar el líder de acero. ¡Acá lo tengo, rápido el boga grip! Gritó el baquiano, y cuando lo pudo sujetar, estalló de alegría. ¡Imponente trairao de unos 8 kilos, un verdadero torpedo del río, un pez maravilloso! Nos abrazamos con Natal, y no dejamos de elogiar su voluntad para que esta presa que nos faltaba estuviera decorando las fotos. Alegría, emoción, felicidad indescriptible, y la fortuna que en este caso estuvo acompañándonos. Muchas fotos, muchos gritos, y el pez nuevamente al río, a donde debe estar porque es un contrincante de lujo, que se merece el mayor de los honores. La tarde caía, como un telón cuando finaliza una obra fantástica, llena de aplausos, brindis, saludos, y por mi mente las miles de imágenes que jamás olvidaré de un viaje sencillamente brillante. La lancha desplazándose serenamente, el corazón repleto de mágicos momentos, y la mente atestada de cosas para compartir con mi familia, mis amigos y por supuesto ustedes, que siguieron paso a paso esta aventura. Nos despedimos del San Benedito, con la promesa de volver, porque quienes amamos la pesca y la naturaleza siempre queremos volver a esos lugares que se marcan a fuego en la piel y el alma. Un agradecimiento especial para mi familia: Marisa, Valentín y Santiago, por bancarse mis viajes. A Gerardo por ser parte de esta aventura y su familia porque también lo extrañó. A Jorge, Carlos y Alfredo, mis socios, y también hacedores de este viaje. A las empresas que nos dieron todo su apoyo para concretar este trabajo de varios días. A todos ustedes por ser parte de El Pato. Thaimaçu Lodge sobre la margen del río San Bendito, ofrece alojamiento para 32 pescadores, con habitaciones y baño privado, aire acondicionado, servicio de lavandería, pensión completa con bebidas, lanchas amplias y cómodas para dos pescadores con refrigerio. Consultas: 00 55 66 3563 20 55 thaimacu@thaimacu.com.br http://www.thaimacu.com.br/ También consultas por servicios de pesca en Brasil, Ruy Façario, Programa Planeta Turismo: diretoria@planetaturismo.com Por otras sugerencias: arobledo@edicionesnativa.com.ar Quienes nos apoyaron: A Ruy Façario; a Posada Thaimaçu; a las empresas que hicieron posible este viaje. Kiero SRL; Indumentaria Forest Leather; Armería Las Colonias S.A; Cabaña Los Abuelos (Puerto Piracuacito – Santa Fe); Foto Centro Digital (Santa Fe); La Siciliana artículos de pesca y camping; Gonzalo Galán.

sábado, 6 de diciembre de 2008

AMAZONAS 2008 - 1º Parte

Brasil
La magia del río San Benedito - 1º Parte Muchos años soñé con estar pescando en alguno de los bellos ríos que posee Brasil. Mi ideal era el tucunaré, una especie que es buscada por aficionados de todo el mundo y que rondaba en mi cabeza hace mucho tiempo. Ya de regreso, no alcanzo a describir los momentos vividos, la satisfacción de pescar especies en ambientes maravillosos, y por sobre todo de haber conocido gente fantástica y con quienes aprendí valiosos secretos sobre la naturaleza. Textos Ariel Robledo Fotografías Gerardo Martorina Así como uno se imagina la construcción de un castillo, así se fue gestando mi idea de pescar en alguno de los inhóspitos cursos de Brasil. Pieza por pieza, fuimos construyendo la posibilidad de llegar a pescar al maravilloso tucunaré, un pez que me quitaba el sueño, y con el que me quería encontrar alguna vez. La historia comenzó hace algún tiempo, cuando en Itá Ibaté (Corrientes) nos conocimos con Ruy Façario, conductor del programa Planeta Turismo que se emite en el país vecino. A partir de ese momento fuimos comunicándonos con Ruy, hasta que llegó la invitación anhelada: “Quieres venir a pescar al río San Benedito…”. Inmediatamente le aseguré que allí estaríamos para registrar la belleza y la pesca del lugar. Fueron semanas interminables, pensamientos sobre cómo sería la historia, con qué nos encontraríamos, en fin, todas las locuras que se le pueden cruzar en la cabeza a cualquiera que esté por realizar una aventura similar. Una vez todo coordinado, partimos desde Ezeiza, junto a Gerardo Martorina, quien registraría con su cámara las vivencias. Desde Ezeiza volamos a Brasilia, luego a Cuiaba, y desde Cuiaba hasta Alta Floresta, en el Estado de Mato Groso. La única demora importante fue desde Cuiaba hacia Alta Floresta ya que los vuelos no son frecuentes y tuvimos que esperar la combinación varias horas. El último trayecto fue interminable, a la ansiedad propia, se le sumaban un montón de interrogantes y no veíamos la hora de estar cerca del agua. Llegamos a la ciudad de Alta Floresta cerca de las 15 hs, y cuando bajamos del avión nos recibió una temperatura de 36º. “Estamos más cerca…” pensé, e inmediatamente se acerca Beto, chofer de la posada que nos recibió en el aeropuerto. Primeras palabras con Beto, y miles de preguntas en un “portuñol” en el que los dos nos esforzábamos para que la conversación sea bien fluida. Hasta que el oído se acostumbra, y nuestro vocabulario se adapta, pasan algunos días, lo importante es por lo menos hacer el esfuerzo por comprender lo que nos dicen y saber explicar lo que uno habla. Desde Alta Floresta, hasta la Posada Thaimaçu hay que recorrer 160 km., por un camino que de a poco se va complicando, y que nos insume unas 3 horas de viaje. Afortunadamente, el vehiculo es muy cómodo, y sirve el trayecto para ir indagando la cultura, el pasado y presente de la región, algo que enriquece nuestro conocimiento y nos permite ubicarnos mejor. Alta Floresta, antiguamente estuvo habitada por muchos garimpeiros, buscadores de oro, que desde distintas regiones del mundo llegaban para extraer el preciado metal. Esto llevó a que se tejieran diversas y cruentas historias de la región, ya que eran comunes los asesinatos y robos entre los garimpas. Actualmente la ganadería y la agricultura son las dueñas de la economía, y la paz reina. Mientras viajamos vemos a nuestros costados como lo que fue pura selva hace muchos años, hoy es espacio para pastoreo de animales. Sólo se destaca un enorme y ancestral árbol que es protegido por el gobierno y el cual corrió mucho peligro de extinción debido a su valiosa madera. Cruzamos en balsa el río Teles Pires, curso que cuando se encuentra con mucho caudal es ideal para pescar grandes bagres, obteniéndose récords, con peces de cuero gigantes. Ya caía la tarde cuando arribamos a la Posada Thaimaçu, ya en el Estado do Para. Increíble la belleza del río San bendito que con sus cascadas frente al complejo, genera un sonido que será nuestra música natural durante varios días. Cálidamente nos recibe Eunice Seravali, con quien establecemos nuestra primeras palabras y le manifestamos la admiración por el lugar, y el agradecimiento por la invitación. Al instante se acerca Preto, gerente del complejo, y tras él aparece Natal, nuestro guía durante los seis días de pesca que nos esperan. Inevitable, conversar sobre las especies, los estilos de pesca, preguntas que no terminan y respuestas que cada vez son más interesantes. Natal, quiere conocer los señuelos (iscas) que llevamos, y también los equipos. Especialmente se admira por la cantidad de artificiales que cargamos, y selecciona los de superficie y media agua de volumen chico, ya que las especies de la región prefieren esos tamaños que son similares a su forraje. Tras un reparador baño, nos reunimos en el comedor en donde Rui nos recibe con una sopa de pirañas muy sabrosa y mandiocas fritas. Un dato para tener muy en cuenta es que en Thaimaçu, la mayoría de los productos que se consumen son elaborados en su huerta granja. La importante distancia con el centro urbano más cercano, hace que se deban producir frutas y hortalizas en el lugar, como así también hay corrales con chivos, chanchos, vacas, gallinas, de donde se extraen otras materias primas. Los guías de la cabaña, permanecen durante 24 días al mes y tienen 6 de descanso, y cuando no salen a pescar, deben realizar otras tareas de mantenimiento, por lo que todos colaboran para llevar adelante este emprendimiento. Thaimaçu fue uno de los primeros lodges dedicados a la pesca deportiva en Brasil, y su trabajo logró que se declare al río San Benedito como reserva para la pesca deportiva. Es la única posada sobre este curso, lo que le da una ventaja muy importante, ya que durante todo el año la pesca es muy buena, especialmente en variedad. Durante los meses más lluviosos como diciembre, enero y febrero, el complejo permanece cerrado. Dentro de las calificadas especies que se consiguen destacamos al tucunaré fogo (es en el único río en donde se pesca esta especie), tucunaré paca, trairao, trarira, cachorra, cachara, pacú borracha, pacú payaso, tambaqui, jaú, pirarara, bicuda, matrinxa, y otras de altísimo valor deportivo. Recorrer las fotos de los pescadores que pasaron por Thaimaçu y que se exhiben en el comedor, no hace más que apresurar la cena para ir a dormir rápido y que amanezca el día soñado.

Primer día Durante la noche una torrencial lluvia regó la región. Aquí llueve casi todos los días, a veces de noche y otras durante la siesta. A las 5 de la mañana, el golpe en nuestra puerta, puso en alarma todos los sentidos. La humedad florece tras la tupida vegetación, y las cámaras se empañan por la niebla, y el cambio de temperatura cuando salimos de la pieza, ya que dormimos con aire acondicionado, y al salir nos golpea el calor. Después, con el correr de los días mientras desayunábamos poníamos las cámaras afuera para que se adaptaran a la temperatura ambiente. Un desayuno bien completo, suculento, para estar solo concentrado en la pesca durante todo el día es lo primordial. Natal nos aguarda cerca del río con todo listo, son las 6 de la mañana y el sol promete estar bien ardiente en las horas del mediodía. Fundamental ropa liviana y larga, especialmente camisas y pantalones de secado rápido, y gorras que cubran la nuca y las orejas. Buen protector solar, anteojos, y muchas ganas de pasarla bien. Antes de partir, vemos movimientos de peces cerca de la costa, y cuando le consultamos al guía, nos lleva para que el corazón comience a latir más velozmente. Cientos de pacúes de todos los tamaños, nadan en las transparentes aguas, y cuando le acercamos un poco de pan, el torbellino en la superficie nos deja sin palabras. Un espectáculo que nos da la bienvenida y que nos permite emocionarnos bien temprano. San Benedito Este curso de aguas claras tiene una extensión de 255 km., con sectores de correderas, salidas de lagunas y pequeños afluentes, su profundidad varía entre los 4 a 12 metros. Esta temporada del año, el río de mantiene bajo, y su mayor nivel lo alcanza durante mayo y junio, meses ideales para pescar otras especies y grandes bagres. Para esta salida contamos con equipo de spinning liviano y pesado, cañas Feenwich Eagle GT y Okuma que van de 10 a 20 libras, con reeles Penn Captiva y Okuma Stinson cargados con multifilamento del 0,22 mm y también con nailon 0,31 mm. Lo ideal para estos ámbitos es llevarse tres equipos de diferentes potencias para cubrir las distintas especies. Las cañas y reeles que llevamos serían aptas para las especies menores, pero para los grandes bagres se tornarían muy inferiores. Navegamos unos 30 minutos, el aire fresco durante el viaje nos engañaba, porque cuando se detuvo la lancha se sentía el calor húmedo. Por suerte estaba un poco nublado. Ingresamos a la primera laguna, y el objetivo eran los tucunarés. La pesca de esta especie es muy técnica, suele habitar lugares de muchos palos, vegetación semi sumergida, y piedras. Las aguas son calmas, y el silencio solo se interrumpe por las miles de aves que con sus alborotados cantos llenan de mística el aire. Los primeros lances suelen ser fallidos, la distancia no es la ideal, y el sueñuelo no va donde la mente le dice… Después el pulso se afina, gana en precisión, y eso me hace sentir más cómodo, y al baquiano también lo alegra, ya que él nos indica los sitios posibles, pero somos nosotros los que debemos hacer viajar el artificial hacia el destino indicado. Para estas primeras pruebas, elegí un Spinner bait de Alfer´s. Un artificial que gusta mucho en la zona, y con el cual se consiguen buenos piques. No se veía mucho movimiento, y Natal, me indica que volveríamos al río, que tenemos miles de ambientes para pescarlo. Esto me reconforta, ya que no eran mis lances los que estaban fallando, sino la ausencia del pez el que no nos daba la primera alegría. Navegamos unos 5 minutos, mientras la lancha se desplaza, miro la costa, trato de adivinar el territorio de los tucunarés, es parte del juego, es parte de la estrategia adivinar donde se esconden estos peces. Vemos algunas correderas y pienso en el dorado… pero estamos lejos… aquí no habitan dorados… Llegamos a un lugar en donde la corriente pega contra unos palos y se forman “vacíos de agua”, sitios en donde el río parece muerto. “Ahí, entre los palos, hay un tucunaré…” me avisa Natal con algunas palabras en castellano y otras en su portugués innato. Miro el lugar, trato de verlo al pez, pero se hace imposible… Un pequeño borbollón, me pone en alerta y dejo que mi mente vea un tucunaré bajo esa maraña de palos y ramas. Hago volar mi señuelo y lo meto en un pequeño huequito entre dos palos. Lo comienzo a recuperar lentamente, y siento una explosión en el agua y un fuerte tirón en la caña. “¡Pique!” dice Natal, y mi primera oportunidad que se escapa. ¡El corazón casi se me sale por la boca! Intento tranquilizarme, y a la vez pienso “En estos lugares habita mi presa…”, ahora ya me estoy orientando. Centímetros más adelante veo un accidente similar, muy sucio, impensado para meter un artificial, y hacia allí lo hago volar… a todo o nada. Dos vueltas de manivela, y el sacudón frenético curva mi caña. “¡Pique!, ahí está…” grito, y el nailon que se enreda entre el palerío con la fuerza del pez en el extremo que busca refugio. “Tranquilo, vamos a sacarlo…” me dice el guía, y yo que intento ver el recorrido del nailon entre los palos. Fue un pique brutal, rápido, sin tiempo a nada, e inmediatamente la búsqueda de los obstáculos para el pescador y de salvación para el pez. Después de algunos minutos, logramos desenredar el nailon, y el pez que una vez liberado sale hacia el medio del río, y vuelve a buscar la costa. Tiene todas las mañas, y posee toda la fuerza para hacerme equivocar. Pero el anzuelo está bien prendido, y mi pulso se tranquiliza cuando veo que lentamente se entrega a mis manos. ¡Belleza pura! Grito, y no dejo de agradecer a Dios por este momento. Era el primer tucunaré de mi vida, y se merecía muchas fotos, muchas caricias. Un pez de un colorido imponente, mágico, sin palabras. Dueño de una velocidad y de una fuerza sorprendente. Un abrazo a Natal, y la alegría desbordante que no llego a describirla con precisión. “Es una lucha sucia…” me dice Natal, en referencia a los ambientes en los que siempre está este pez aguardando el paso de sus presas. Mucha felicidad, y por supuesto, la tranquilidad de ahora en más de saber dónde debo buscar el pique. Ahí, entre los palos, en los lugares inimaginables, en esos sitios en donde muchas veces vamos a perder señuelos, o en los cuales el nailon no va a resistir el roce contra otros palos. A medida que transcurre la mañana los lances van ganando en precisión, y mi confianza se acentúa. Trabajo el artificial a distintas velocidades, buscando siempre sitios complicados, sucios. Esta pesca es magnífica, porque uno sabe que si deposita el artificial correctamente, el pique puede sucederse de manera inmediata. El spinner bait, tiene la gran ventaja de que el anzuelo se encuentra hacia arriba, y por lo tanto es muy difícil que se enganche de los palos. Sacamos varios tucunarés por lo que la alegría era desbordante, incluso muchos los pescamos con señuelos de superficie y plop, que sinceramente es un espectáculo conmovedor, ver el ataque desde varios metros de distancia, y el estallido sobre la superficie cuando el pez toma con su gran boca el señuelo, algo que para quienes aman la pesca se graba a fuego.

Continuará…. Thaimaçu Lodge sobre la margen del río San Bendito, ofrece alojamiento para 32 pescadores, con habitaciones y baño privado, aire acondicionado, servicio de lavandería, pensión completa con bebidas, lanchas amplias y cómodas para dos pescadores con refrigerio.
Consultas: 00 55 66 3563 20 55
thaimacu@thaimacu.com.br http://www.thaimacu.com.br/ También consultas por servicios de pesca en Brasil, Ruy Façario, Programa Planeta Turismo: diretoria@planetaturismo.com.
Para tener en cuenta: - Indispensable ropa liviana, clara, de secado rápido, gorras que protejan la nuca y las orejas. - Buen protector solar - Anteojos para sol - Repelente, si bien no hay muchos insectos, nunca está de más. - Varios pares de calzados livianos. - Traje de lluvia - Adaptadores para cargar baterías de cámaras o fotográficas, ya que en Brasil la ranuras de los enchufes son chatas y paralelas. - La posada utiliza grupos electrógenos de 110 volts.
Por otras sugerencias: arobledo@edicionesnativa.com.ar

jueves, 27 de noviembre de 2008

Corvinas y Bagres de Mar

En el Rio de la Plata
Los visitantes del mar Cada primavera marca el recambio de especies en el río color de león y los pescadores deportivos asistimos a la despedida del pejerrey y una doble entrada de peces de estación: por un lado, la variada de verano que viene del Delta. Por otro, dos especies de mar que ingresan al estuario y a las que hay que aprovechar en su momento: las corvinas y los bagres de mar. El arranque de temporada, en zona Sur, permite anticiparnos al mejor mes para dar con estos dos viajeros del océano que tocan nuestras playas para ésta época. Por WILMAR MERINO Cuando las flechas de plata ya comienzan a ser recuerdo y el calor sube unos grados sobre y debajo de la superficie, es tiempo de corvinas y bagres de mar en el Río de la Plata. Ambas especies, llegan por la zona con distintos fines (una en tránsito y otra con fines reproductivos) y prolongan su estadía hasta mediados de diciembre. Desde mediados de octubre, podemos decir que la pesca de ambas especies está casi (en pesca siempre hay que decir “casi”) garantizada. Las primeras en llegar son las corvinas, presentes desde septiembre y antes también en el estuario. Lo que pasa es que en esos tiempos el pescador está buscando pejerreyes… pero sí dan cuenta de los cardúmenes de avanzada los barquitos amarillos que producen verdaderas masacres. A ello hay que sumarle una cantidad de pescadores “artesanales” que con sus truckers también depredan las piedras cercanas a la costa, mermando a una especie que ya viene sufriendo pesca intensiva desde el Uruguay, en gran medida. Sin embargo, queda resto para los de la caña. Por su parte, el bagre de mar, también llamado mimoso o mochuelo, también llega con la corriente cálida del Brasil y –a diferencia de la corvina que viaja hacia la costa atlántica- remonta hacia el norte ingresando al estuario, para desovar en pozones profundos del Guazú, el Uruguay y el Bravo hacia el mes de noviembre. La pesca de corvinas y bagres en zona Sur del Riopla tiene un encanto particular: por tratarse de aguas poco profundas se pueden alivianar los equipos, maximizando la lucha de éstas combativas especies que tienen verdaderos fanáticos en la costa rioplatense. Corvinas en La Balandra La pesca de corvinas en el Río de la Plata se realiza en una franja que va desde Berisso a Punta Indio, siendo los pesqueros clásicos playa La Balandra y Magdalena. En este caso, convocados por los guías Oscar Creo (padre e hijo de nombre homónimo) salimos de La Balandra, playa ubicada unos 20 km. al sur de Berisso. Se accede desde Berisso (camino que deberán tomar platenses y porteños) tomando la calle Montevideo hasta que se corta, y luego doblando a la izquierda (a la derecha iríamos hacia Ruta 11) hasta el río. Allí nos esperaban los profesionales, con todo listo en la lancha, salvo nuestros equipos. La primera sorpresa vino con el método de embarque. El Plata en ésta zona no tiene muelles ni amarraderos, presentando una playa con suave declive y canaletas. La lancha está en el agua a unos 50 metros de la costa y los guías, con waders calzados, nos llevaron a caballito hasta la embarcación. El sistema no será el más elegante pero sí es muy efectivo. Y evitamos el triste espectáculo de ver cómo personajes pasados de copas azotan a un maltratado caballito cuando se empantana un trailer en el barro. Todo dicho. El viaje Embarcados ya en la cómoda trucker de los guías, hicimos la primera parada a 700 metros de la costa, en piedras que tienen los profesionales marcadas en su GPS. Ni un pique. Nos fuimos moviendo cada 20 minutos sin respuestas ante el desconcierto de los guías, que habían estado pescando en esas zonas con singular éxito y no podían creer el sapo que estábamos haciendo. Luego proponen ir al canal, señalizado por la boya 5, allí donde el pique “nunca falla” y en donde usualmente se cobra la pieza mayor en la Fiesta de la Corvina rioplatense. Pero esta vez falló. Siendo el mediodía y sin más capturas que algunos bagres comunes que tomaban nuestras líneas de fondo encarnadas con camarones y anchoas, decidimos volver más cerca de la costa, dado que encima de la falta de pique se había levantado un vientito amenazador. Con una rica picada matizamos la angustia del cajón vacío. Pero al fin, las cosas cambiaron: La creciente y el parate de agua dieron pique nulo, pero al comenzar la bajante las corvinas se activaron. Primero clavó Roberto Scocco, luego Creo padre, finalmente quien esto escribe. Lo mejor es que todas las corvinas eran de excelente tamaño, pesando entre 1 y 1,800 kg. Llamativamente, no hubo corvinas chicas, descarnadoras frecuentes que nos hacen olvidar la pureza del lenguaje. Esta vez, en cambio, los portes fueron parejos de buenos para arriba, dando piques francos y peleas bravas, teniendo en cuenta que usábamos equipos de bait casting Shimano muy livianos y plomadas no mayores a 50 gramos.Las carnadas, provistas por los guías a sus clientes, son el camarón y la anchoa, que deben ser presentadas lo más frescas posibles y bien atadas con hilo mágico, para evitar que se desprendan al menor toque. Usualmente se usan líneas de dos anzuelos corvineros chicos, con plomo corredizo y brazoladas de 40 cm. atadas a esmerillón, pero los puristas pueden optar por un aparejo simple de un solo anzuelo. Es una pesca de caña en mano, porque tras un par de toques ya no tendremos cebo. Disfrutamos una hora y media de un pique donde todos nos divertimos a su turno, asegurando las piezas con copo para izarlas a bordo y cobrando en total una docena de hermosos ejemplares. La frutilla del postre vino cuando Creo padre estaba asistiendo a quien esto escribe y ve su caña sacudirse bruscamente. Le pide “al nene” que atienda ese pique y al recoger vino un doblete conformado por una corvina de kilo y medio y un matungo de pejerrey de 700 gramos. Digno fin de fiesta con "las rubias del Plata” que en este momento en que estas líneas llegan a sus ojos deben estar acardumadas en mayor medida, comiendo mejillón asiático sobre los fondos de tosca de la zona. Llegaron los mimosos Una semana después, tras el éxito de un par de guías que rompieron la racha negativa de otros profesionales, decidimos ir por los primeros bagres de mar. La especie llega para reproducir en el cuello del embudo del estuario tras una larga migración desde el Brasil, aprovechando cuñas de agua salada que por su mayor densidad van por debajo del agua dulce que proviene de la cuenca del Plata. Salvo en zona Sur, donde se lo pesca en aguas bajas, en la parte Norte del río solo habita en los pozones y canales, siguiendo su derrotero ancestral para el desove, que por el mes de noviembre los encuentra en los cauces profundos del Guazú, el Bravo y en Uruguay. Da pena pescar la especie cuando uno toma en cuenta el proceso biológico que lleva a cabo para perpetuarse. Sucede que el macho, tras fecundar los huevos, recoge las crías y las transporta de nuevo al mar en viaje de regreso. Por eso se suele decir que a la vuelta, solo comen las hembras. De gruesa piel, el bagre muestra un color gris lustroso con destellos plateados, que va tornándose de color blanco hacia el vientre. Las luchas entre ejemplares a la hora de aparearse suelen dejar “heridas de guerra” en esa superficie lisa, donde entonces aparecen cortes y rayones. De aletas pectorales y dorsales armadas con púas defensivas, hay que tener cuidado al manipularlos porque éstas inoculan ardiente veneno, no mortal pero sí doloroso. El tiempo de los bagres de mar en el Río de la Plata se da siempre hacia el mes de octubre, siendo a partir de la segunda quincena cuando tendremos mayores chances de éxito en esta pesca. En Berisso, uno de los pioneros en esta pesca fue el recientemente fallecido Beto Hasain, hoy sucedido por su hijo Joaquín y los capitanes que tripulan sus tres embarcaciones. Con ellos fuimos por los mimosos. Saliendo de la marina del Sur, desde donde parte la mayoría de los guías de Berisso, hay que tomar dirección Sudeste a unos 18 Km. de la costa, por la zona del par 6. Allí los guías tienen celosamente guardados puntos clave en sus aparatos de GPS. Las concentraciones de bagres suelen darse en aguas que van de los 5 a los 8 metros, de fondo barroso, donde rara vez salen corvinas, que prefieren fondos de piedra. Por eso, pese a que usamos para ambas especies la misma carnada, no es frecuente cobrar ambas en una misma salida y hay que optar por una de las dos. Con respecto al pique, el bagre suele manifestar su presencia con un par de toques y después lleva firme. Ese es el momento de clavar, y asegurar la primera clavada con varios pumping (reiteración corta y repetida de la clavada), para luego dedicarnos a disfrutar su pelea. Normalmente anda acardumado y cuando encontramos pique no saldrá sólo uno sino varios. En esta reciente excursión, los primeros mochuelos tuvieron el tamaño promedio, de 2 a 4 kilos, y logramos una docena de ejemplares. Para el tiempo de salida de ésta nota, será posible hacer pescas de 25 a 30 por lancha, pero recomendamos ser medidos en el sacrificio de la especie teniendo en cuenta que está en temporada reproductiva. Si bien en el Río no hay ninguna veda, nuestro sentido común y fan de proteger el recurso debe medir nuestras acciones y por ello sugerimos matar los menos posibles. En cuanto a los tamaños, ocasionalmente suelen salir algunos de 7 a 10 kilos, pero son los menos, dado que la especie es depredada año tras año por redes y espineles. Pero cabe destacar que esta pesca, en Berisso, se hace con equipos bien livianos, a diferencia de zona Norte donde pescamos en pozones y usamos plomadas de 250 gramos. De acuerdo a ello, un equipo de bait cast liviano garantizará muchas emociones. Sobre el mismo hacemos correr un plomo de 60 a 90 gramos sobre el nylon del reel y rematamos en una bajada de 80 cm. que termina en anzuelos 6/0 o 7/0 sobre los que encarnamos una anchoa fresca atada con hilo mágico. La temporada de bagre de mar en Berisso ya está a pleno y la pesca se prolongará hasta principios de diciembre. Contrate un buen profesional para salir en el Plata y disfrute de dos especies con pique abundante y muy combativas, en estas semanas clave donde corvinas y bagres están a punto caramelo.

SERVICIOS Familia Hasaín: la salida cuesta $ 550 por embarcación para 4 personas, esto incluye carnada y combustible para corvinas y bagres. Teléfonos de contactos: 0221-4641952, Nextel: 642*37, celular: 0221-154314057 Familia Creo: Oscar Creo y su hijo cuentan con dos cómodas trucker equipadas con GPS y todos los elementos de seguridad, propulsadas por motores Yamaha de 40 HP. Salen los 7 días de la semana e incluyen en el importe carnada (para bagres y corvinas) y refrigerio. Reservas al TE 0221-4644973 Consejos Útiles: * Como en toda pesca “marina”, el encarne es fundamental. Presentar cebos frescos y atados de modo prolijo será garantía de éxito., La anchoíta, en el caso de la corvina, puede ser trabajada en filete o de a mitades, combinada con camarón. En cambio, para bagres de mar, atarlas enteras a la pata del anzuelo (sin pincharlas para no destrozar la carne) será lo ideal. * Equipos Bagres: cañas de 15 a 25 libras de hasta 2,60, tipo Shimano Convergente, reel rotativo cargado con nailon de 0,35 a 0,40 mm., plomos de 0,60 a 0,90 según la correntada y anzuelos 6/0. Corvinas: una caña liviana de bait tipo Shimano FX-C- 66MHb2 o similar, con reel rotativo de bait Marine Sport Brisa 8000 y nailon 0,35 para evitar cortes y por si se da algún bagre). * Manipular los bagres con cuidado, usando pinzas o bogagrip para izarlo. Nunca levantarlo con la caña y echarlo arriba del bote, porque comenzará a saltar provocando accidentes con sus púas venenosas. Usar calzado de media caña, con puntera reforzada para evitar accidentes por pisotones involuntarios (a veces salta fuera del cajón y queda alguno peligrosamente en el piso del bote). * Tomar una pastilla de Dramamine la noche anterior y otra dos horas antes de embarcar. Las olas cortas del río sumadas al olor fétido de anchoas, camarones y piezas de origen marino amontonadas en cajones, causan náuseas y pueden arruinarnos la salida. * No Deprede: corvinas y bagres sufren demasiado con redes y espineles como para sumar nuestro aporte negativo a la merma de las especies. Llévese alguno para consumo pero no vaya con la triste idea de amortizar el viaje en kilaje de pescado.

Los Pescaron In Fraganti...

Santa Fe
Veda pesquera en la provincia
Decomisan 4 mil kg de pescado en Fighiera
En el operativo se incautaron piezas de las especies patí, tararira, dorado -de captura prohibida en forma permanente- y sábalo. De estos últimos, más del 60 por ciento de las piezas no cumplía con la medida permitida (42 cm). En el marco de la veda pesquera que rige en todo el territorio de la provincia desde el 1º de noviembre, inspectores de la Secretaría de Recursos Naturales -dependiente del Ministerio de la Producción-, decomisaron en la mañana de hoy unos 4.000 kilos de pescado en la localidad de Fighiera. Durante el operativo, del que participó también personal policial y de Prefectura, se constató la presencia de una embarcación haciendo transbordo a un camión, propiedad de la planta frigorífica ‘El Timón‘, de la ciudad de Villa Constitución, de entre 3.500 y 4.000 kilos de pescado de las especies sábalo, patí, tararira, y dorado (de este último su captura está prohibida en forma permanente). Los inspectores del Ministerio de la Producción, explicaron que con los sábalos decomisados de los cuales más de un 60 % no cumplía con las medidas estipuladas (42 centímetros)-, la ley prevé que cuando se trata de grandes volúmenes se nombra al captor en calidad de depositario. De esta manera, además de ser sancionados con una multa económica, los responsables deberán conservar el cargamento en perfecto estado, para poder ser donado a entidades de bien público. Veda pesquera en la provincia La ley provincial 12.703, entre otras disposiciones, prohibe ‘la captura de toda especie de peces de río durante los meses de noviembre, diciembre y enero de cada año‘, para permitir durante ese período el desobe habitual de todas las especies. La norma exceptúa ‘a la pesca de subsistencia y a la captura realizada por medio de tanza con anzuelo con los alcances, modalidades y condiciones establecidos en la ley 12.212‘. En el marco de los trabajos que se vienen desarrollando en la Cadena de Valor del Río y sus Recursos, tres equipos técnicos de la Secretaría de Medio Ambiente y del Ministerio de la Producción visitan desde el pasado 3 de noviembre las localidades de toda la costa santafesina informando a la comunidad en general y a los pescadores en particular sobre la vigencia de la medida de restricción.
Fuente: Secretaría de Comunicación Social Nota publicada en http://www.ellitoral.com/index.php/id_um/35429